Está ahí cuando estás triste. No huye cuando las cosas se ponen difíciles. Se queda y te apoya. Sabe que no todo puede ser perfecto todo el tiempo.
No se echa atrás cuando estás enfadada con él o acabáis de pelearos. Siempre hace todo lo posible por hablar las cosas y resolver todos los problemas que puedas tener.
Si se da cuenta de que se equivocó, se disculpará sin problemas y hará todo lo posible por no repetir algo que te haya hecho daño.