Perdonar a las personas que le habían hecho daño y que claramente no merecían su perdón fue una de las cosas más duras que esta chica ha hecho nunca. Pero lo hizo por su propio bien.
Antes de convertirse en la mujer fuerte que es hoy, esta chica guardaba rencor y permitía que el odio la consumiera por completo.
Pero, con el tiempo, se dio cuenta de que ese resentimiento no hacía daño a quienes se lo merecían, sino a ella misma.
Por eso aprendió a dejar de lado la ira, el rencor y su deseo de venganza, porque era la única forma real de seguir adelante.
Ella encontró la fuerza para perdonar a todos por todo el dolor que le habían causado, sin darles la oportunidad de volver a hacerlo.