Nunca hablarás con nadie más de lo que hablas contigo mismo en tu cabeza. Sé amable contigo mismo.
Tratar con hombres que no me merecían me ha llevado a una cosa: aprendí que ponerte en primer lugar no significa egoísmo, a veces significa supervivencia.
Esa es la razón por la que quiero disculparme primero conmigo mismo. Querida mía, dejaste que mucha gente te pisoteara y lo siento por dejar que eso pasara.
Dejas que los hombres de tu vida te hagan sentir insegura, no deseada y asustada, que te hagan sentir avergonzada, como si no fueras suficiente.
Siento que ese pensamiento se te haya pasado por la cabeza. El amor no debería ser duro. El amor no debería doler. El amor no debería esperar aprobación.
El amor no debe hacerte sentir que no te quieren. El verdadero amor no cuestiona tu valía ni te da por sentado.
No debes esforzarte sólo para recibir una reacción normal de la persona que amas. El amor no es silencioso ni indiferente, no es agresivo ni desconsiderado.
Siento que hayas tenido que aprender la lección tan duramente. Siento no haberte protegido. Siento no haberte dejado expresar libremente tu tristeza y tu rabia.
Siento que los hombres que te quisieron no te quisieran de verdad. Nunca te mostraron verdadera confianza o lo que es sentirse cómodo simplemente siendo quien eres.
Siento haberte dejado aceptar la indiferencia y la tolerancia como suficiente. Siento que tu amabilidad se confundiera con debilidad y se diera por sentada.
Siento haberte juzgado cuando tomabas decisiones que no eran las mejores para ti. Sé que no lo sabías en ese momento.
Te echo toda la culpa a ti. Lo mismo que vengo haciendo desde que tengo uso de razón. Pero no es culpa tuya.
A veces las personas no eligen lo que es mejor para ellas, a veces necesitan crecer a partir del dolor. No pasa nada.
A veces la vida puede enseñarte a ser más fuerte de las formas más insólitas. Ahora es cuando dejo de preguntarme por qué.
A partir de ahora, me niego a verme como una víctima. Me niego a verme como una víctima y la segunda opción de alguien.
No me doy por vencida a pesar de todo lo que me ha pasado. Querida mía, a partir de ahora te veo como una guerrera y una superviviente.
Pasaste por todo lo que la vida te preparó y no te quebraste. Eso se llama fuerza. Fuerza acompañada de coraje.
No eres la marioneta de nadie y nunca lo serás. No estás aquí para los hombres que intentan controlarte.
No estás aquí para hombres que te manipulan y te mienten, que te hacen sentir mal contigo misma y no te consideran una prioridad.
No estás aquí para hombres que no te merecen. Te debo una disculpa por confiar más en los demás que en ti mismo; por dudar de ti e ignorar tu intuición.
Te debo una disculpa por dejarte empequeñecer delante de un hombre que no te merecía.
Te debo una disculpa por no creer en ti y hacer cosas a pesar de saber quién eres en el fondo de tu alma.
Te debo una disculpa por pensar que alguien es mejor y más inteligente que tú. ¡Eso es mentira! Eres perfectamente inteligente, adorable y bueno por ti mismo.
Te debo una disculpa por pensar siempre que eres menos que los demás cuando está claro que lo has hecho todo tú solo.
Te debo una disculpa por sentirte mal por las malas decisiones de otros. No podrías haber hecho nada.
No olvides nunca todas las cosas maravillosas que tienes. Deja de compararte con los demás. Todo el mundo es imperfecto y los caminos de cada uno son diferentes.
No pierdas la esperanza del amor por culpa de hombres que te maltrataron. Deja atrás el pasado y acepta mis disculpas.
Un día conocerás a un hombre que te tratará con el respeto que mereces.
No habrá silencios dolorosos, ni jugar con tus sentimientos, ni noches solitarias llenas de dudas y dolor.
Estarás tú tal como eres y la persona que te quiera por ello.