¿Te has encontrado alguna vez corriendo detrás de un hombre que claramente no te quiere? ¿Detrás de un hombre que nunca podrá darte lo que quieres y que nunca te querrá lo suficiente?
Si lo has hecho, sabrás lo dolorosa que puede ser esta situación. No es solo que te rompan el corazón, sino que también te arruinan el ego.
Sin embargo, además de este dolor, perseguir a un chico que no quiere ser pillado conlleva otras numerosas consecuencias duraderas. Aquí tienes siete de ellas.
1. Desaparece tu sentimiento de autoestima
La primera consecuencia de perseguir a un chico que no quiere ser tuyo, es que pierdes todo el sentido de tu propio valor.
No puedes evitar tomarte el rechazo de este hombre como algo personal y, al cabo de un tiempo, te convences de que te pasa algo.
Te preguntas por qué el hombre que te gusta no puede quererte y no te desea. ¿Qué tienes que cambiar de ti para ser más atractiva para él?
Después de todo, has hecho todo lo que estaba en tu mano para ganártelo.
Te has esforzado al máximo y le has dado lo mejor de ti, pero aun así, no ha tenido la decencia de elegirte.
Entonces, llegas a la conclusión de que eres insuficiente para él.
No sabes si es tu aspecto, tu carácter o algo más, pero la conclusión es que te falta algo y todos tus esfuerzos no parecen compensarlo.
En consecuencia, pierdes tu autoestima y empiezas a encontrar defectos en tu aspecto y personalidad, tratando de encontrar la causa de su indiferencia.
No sólo eso: también llegas a compararte con todas las demás chicas que le rodean. ¿Qué tienen ellas que no tengas tú?
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2. Te sientes agotado
Después de un tiempo corriendo detrás de un hombre que nunca te quiso en primer lugar, es natural sentirse cansada y emocionalmente agotada.
Es como si la persecución y todos los juegos mentales a los que has estado intentando jugar hubieran sacado lo mejor de ti.
Te han quitado la energía y te han chupado la vida, dejándote completamente agotado y vacío.
Te sientes como si acabaras de salir de una guerra, y eso es exactamente lo que ha sido: una batalla que no tenías la más mínima posibilidad de ganar.
Naturalmente, esta experiencia te ha cambiado. Te ha convertido en una persona negativa y amargada que ha perdido el optimismo y las ganas de vivir.
Lo peor es que todo este esfuerzo ha sido en vano. Has invertido mucho de ti mismo para acabar quedándote sin nada.
De hecho, has conseguido perderte a ti mismo y la visión positiva que tenías del mundo en el proceso. Y eso no es ni lo que querías ni lo que esperabas.
3. Tienes problemas de relación con alguien con quien no tienes pareja
Entre otras cosas, la consecuencia más perjudicial es sin duda tener problemas de pareja con alguien con quien no tienes una relación real.
De hecho, estás en una especie de situación indefinida, una casi relación, o como demonios quieras llamarlo.
En cualquier caso, la cuestión es que tienes las discusiones, los arrebatos de celos, la ansiedad cuando no responde a tus mensajes. Tienes la falta de confianza, comprensión y compromiso.
No te voy a mentir: algunas de estas cosas también ocurren en las relaciones reales. No siempre, pero incluso si ocurren, no es el fin del mundo y una pareja trabajará para superarlas.
Toda relación tiene sus aspectos negativos. Sin embargo, a veces merece la pena soportarlos por todo lo bueno que aporta tu romance.
Al fin y al cabo, tienes a una persona que te quiere y te respeta, y a alguien que sabes que nunca te abandonará.
Sin embargo, cuando se trata de tu situación sentimental, las cosas son muy distintas. Tienes problemas de relación y todos los aspectos negativos de un romance sin los positivos.
¡Y eso apesta!
4. Te vuelves inseguro
Otra consecuencia peligrosa de perseguir a un tipo que no quiere ser atrapado es la inseguridades que provoca.
Sin siquiera planearlo, aplicas tu estado mental de sobrepensamiento a todo el mundo, no sólo a tu casi novio.
Es perfectamente normal que hayas perdido la confianza en todo el mundo y que ya no creas en las intenciones de nadie. Estás convencido de que todo el mundo va a por ti y quiere hacerte daño.
Además, piensa demasiado cada movimiento, con el miedo constante a equivocarse y hacer algo mal.
Sin ni siquiera ser consciente de ello, te has convertido en una persona complaciente y has empezado a andar con pies de plomo con todo el mundo porque tienes miedo de que también piensen que no eres suficiente y te rechacen de la misma forma que lo hizo este chico.
Por supuesto, no hay nada malo en reflexionar antes de actuar.
Sin embargo, hay una gran diferencia entre ser prudente y cuidadoso y analizar y diseccionar cada movimiento antes de hacerlo.
5. Pierdes muchas oportunidades
Eres alguien que sólo puede centrarse en un tipo a la vez.
Te importa un bledo si es digno de tu atención o si te aporta algo positivo: cuando amas a un hombre, sólo tienes ojos para él.
Esta es una gran cualidad cuando estás en una relación con alguien que también es cien por cien leal, fiel y entregado.
Por otro lado, cuando eres el sólo uno intentándolo cariñoso, este rasgo puede tener consecuencias perjudiciales.
Verás, mientras ibas detrás de ese hombre al que nunca le importaste un bledo, perdiste un montón de buenas oportunidades.
Hubo muchos chicos guapos que intentaron ligar contigo, pero tú no te diste cuenta porque eras ciega de vista.
Aunque en realidad no tengas pareja, así es exactamente como te comportas: como si tuvieras una relación seria, cuando deberías ponerte en evidencia.
No me malinterpretes, no te estoy aconsejando que entres deliberadamente en una relación de rebote, sólo te ruego que al menos tomes en consideración a alguien que te merezca.
6. Tienes ansiedad por las relaciones
Después de las muchas decepciones que te ha hecho pasar este hombre, es natural que acabes teniendo ansiedad en las relaciones.
Asumes que cada vez que lo intentas con alguien nuevo, siempre será lo mismo: te encontrarás mendigando el amor de un hombre que sigue alejándote mientras que al mismo tiempo te da las falsas esperanzas suficientes para mantenerte cerca.
Así que en lugar de intentar algo nuevo, construyes muros alrededor de tu corazón.
Por supuesto, esto no sucede de inmediato y es probable que no seas consciente de ello en este momento, pero cuando te desenamores de este imbécil y creas que estás listo para darle otra oportunidad al amor, te golpeará.
Te darás cuenta de que, por mucho que lo intentes, eres incapaz de relajarte y entregarte por completo.
Te volverás demasiado cuidadoso y te aterrorizarán las relaciones románticas porque no verás la posibilidad de que ninguna de ellas funcione.
Si esto es algo con lo que te sientes identificada, ten en cuenta que no todo el mundo es como tu casi ex.
Por mucho que te asuste bajar la guardia, hay hombres ahí fuera que merecen correr el riesgo.
7. Pierdes el tiempo
Cuando te enamoras por primera vez de un hombre que no te corresponde, no lo ves como un gran problema.
Crees que intentarás ganártelo una o dos veces antes de rendirte y olvidarte de que ha existido.
Sin embargo, las cosas no funcionan así. Antes de que te des cuenta, te encuentras atrapada en un círculo aparentemente interminable de sus rechazos y te das cuenta de que nada ha salido como habías planeado.
Lo peor es que, sin que te des cuenta, el tiempo pasa en un abrir y cerrar de ojos. Y tus emociones se intensifican en el proceso, en lugar de desvanecerse.
Terminas años de desgaste en alguien que nunca mereció ni un minuto de tu tiempo. Años que podrías y deberías haber invertido en otra cosa.
¿Cuántas veces has pasado tiempo pensando en él, cuando podrías haber estado durmiendo plácidamente?
¿Cuántas lágrimas, cuánta energía y esfuerzo has tirado por la borda, sin posibilidad de recuperarlos jamás?
Y lo más importante: ¿cuántos años piensas perder esperando un milagro que nunca llegará?
Apuesto a que ni siquiera tú sabes la respuesta. Entonces, ¿por qué sigues haciéndote esto?