Desde que tienes uso de razón, la gente no para de decirte que eres una mujer y que merecía ser perseguido.
Eso significa que no debes ser tú quien dé el primer paso y que no debes ser tú quien persiga a tu hombre.
También te han dicho que debes mantener tu dignidad, pase lo que pase.
Y no podría estar más de acuerdo.
Pero, ¿es posible que hayamos malinterpretado algunas cosas y que, por el camino, hayamos perdido la noción de lo que es realmente la dignidad?
¿Seguir tu corazón y luchar por alguien a quien amas equivale realmente a humillación y a estar desesperado?Porque creo que no.
Por supuesto, no te estoy aconsejando que mendigues el amor o la atención de nadie ni que ruegues para que alguien esté contigo porque eso es lo último que deberías hacer. Tampoco te estoy pidiendo que no persigas a alguien que obviamente no quiere ser atrapado porque eso seguramente te traerá más mal que bien.
Pero cuando te pones a pensar en tus anteriores relaciones y citas pasadas, ¿cuántas veces has perdido la oportunidad de hacer algo que podría haber marcado la diferencia por culpa de tu orgullo?¿Cuántas veces has querido acercarte a un chico pero temías parecer desesperada si lo hacías?
¿Cuántas veces has dejar ir a alguien de quien nunca imaginaste despedirte¿así, sin más, aunque sintieras algo por ellos?
¿Cuántas veces has dejado que un hombre al que aún amabas se te escapara de las manos sin oponer resistencia y sin intentar detenerlo, aunque pensabas que los dos podríais tener una oportunidad?
¿Cuántas relaciones en tu vida se arruinaron por tu ego y orgullo o el de tu pareja?
Sí, cuando piensas en ellas desde este punto de vista, muchas de estas relaciones probablemente no merecían la pena y quizá era mejor que las dejaras ir.
Pero el viejo tú, el usted antes de creerte todo lo que te decían, no pensabas así.
La antigua tú no podía perdonarse a sí misma por no volver a intentar algunas cosas y por no seguir a su corazón. La antigua tú no podía perdonarse que al menos no intentara luchar y que permitiera que su ego y su orgullo se lo impidieran.
Así que la próxima vez que quieras luchar por la persona que quieres y te importa, simplemente hazlo. No pienses en las consecuencias e inténtalo. Después de todo, ¿qué puedes perder?
No hay nada vergonzoso en decirle a alguien lo que sientes y definitivamente no hay nada humillante en esforzarse en una relación que te importa.
Y no, no te hace débil. Te hace lo suficientemente fuerte como para enfrentarte a tus emociones y aún más fuerte y valiente por admitir esos sentimientos ante la otra persona.
Te hace lo suficientemente fuerte como para poner tu corazón en juego y exponerte sin saber lo que puede pasar.
Te hace lo bastante fuerte como para volar, aunque exista el riesgo de que fracases.
Y no, no estoy aquí para garantizarte que ganarás todas tus batallas y no voy a decirte que todas tus luchas merecerán la pena.
La verdad es que perderás algunas guerras y que algunas personas no merecerá la pena el esfuerzo que pones en ellos.
Pero al menos, sabrás que lo intentaste.
Cuando mires atrás, sabrás que diste lo mejor de ti y que no podías hacer nada más para que las cosas funcionaran.
Y estarás libre de culpa. No te pasarás el resto de tu vida pensando en cómo podrían haber salido las cosas con alguien y pensando en todos los podría haber sido, podría haber sido o debería haber sido.
Así que si hay alguien a quien quieres y crees que hay algo que podrías hacer para que las cosas funcionen mejor entre vosotros dos, ten el valor suficiente para salir de tu zona de confort y dar el salto a lo desconocido.
Si resultan indignos de tu tiempo y energía, ellos se lo pierden, no tú.