Sé que quieres lo mejor para tu hijo y que quieres protegerlo (lo cual es absolutamente comprensible), pero a veces la protección se convierte en una forma completamente distinta de sobreprotección, que puede influir enormemente en el desarrollo de tu hijo. No puedes ser consciente de la transición de la protección a la sobreprotección porque tu instinto paternal te dice que sigues haciendo lo mejor que puedes para que tu hijo se sienta sano y salvo.
Y es entonces cuando cruzas la frontera de la protección y empiezas a bloquear todo el potencial de tu hijo.
Los niños necesitan protección, pero también libertad. Si estás constantemente diciéndole a tu hijo lo que tiene que hacer o cómo tiene que comportarse, o si haces las cosas por él, estás desatendiendo sus necesidades de expresión, sueños, superación y audacia.
Un niño no puede expresarse si tiene una lista estricta de las cosas que puede hacer. Un niño no puede soñar si interfieres en su realidad. Un niño no puede mejorar y ser audaz si no se le permite fracasar.
Un niño necesita protección, pero sobre todo necesita libertad.
Si metes a un pájaro en una jaula, se sentirá aprisionado y privado de su libertad para explorar y volar por las rutas más peligrosas. Pero si enseñas a ese pájaro a cuidar de sí mismo y lo dejas volar en lugar de meterlo en una jaula, estará protegido.
Y esa es la diferencia entre protección y sobreprotección. Proteger significa enseñar a tu hijo y dejar que aprenda de sus errores, mientras que sobreproteger significa darle órdenes concretas y no dejarle caer para que vuelva a levantarse. Si sólo te centras en las cosas que pueden hacer daño a tu hijo, estás creando un entorno insano que afectará enormemente a su desarrollo.
Si sólo ves el peligro potencial pero no ves el peligro de ser precavido, significa que estás privando involuntariamente a tu hijo de la dura realidad del mundo real.
Mantener a tu hijo en una burbuja, alejado de las consecuencias, los riesgos y los fracasos, sólo le incapacitará para afrontar los problemas a los que podría enfrentarse en el futuro.
Por eso es importante proteger y no sobreproteger a su hijo. La sobreprotección acarrea enormes consecuencias y, una vez que interfieres en las capacidades y deseos de tu hijo, es difícil reconducirlo por el buen camino.
6 ERRORES QUE LOS PADRES SOBREPROTECTORES COMETEN SIN QUERER
1. No dejan que su hijo elija por sí mismo
No importa si se trata de elegir una camiseta nueva, una afición o una actividad, porque cada decisión desempeña un papel enorme en la vida de tu hijo. No debes decirles que tienen que llevar sólo esa camiseta porque les sienta bien, sin preguntarles si quieren llevarla o no.
Lo mismo ocurre con la elección de deportes o instrumentos para los que no son tan buenos y quizá nunca lo sean.
Aunque sepas que tu hijo es un antitalento en algo, no hace falta que te asustes y le digas que debería intentar hacer otra cosa que se le dé bien. No. Aunque no sea tan bueno en algo, se dará cuenta por sí mismo con el tiempo. Lo más importante es dejar que se den cuenta por las malas en lugar de no dejarles ni siquiera intentarlo, cosa que los padres sobreprotectores se olvidan de hacer la mayoría de las veces.
2. Hacen todo por su hijo
Cuando eres sobreprotector, tienes esa necesidad constante de hacer cosas por tu hijo, como tenderle la cama, ordenar su habitación, incluso hacerle los deberes. Sé que quieres lo mejor para tu hijo y sé que lo harás diez veces más rápido y mejor que él, pero, por favor, no lo hagas.
A los niños hay que enseñarles a ser responsables para que funcionen correctamente y se conviertan en adultos conscientes.
Si estás constantemente haciendo sus tareas, deliberadamente no le estás dando espacio para mejorar y no estás dejando que adquiera un sentido de la obligación o la responsabilidad. En lugar de eso, debes dejar que tu hijo haga sus propias tareas y, si no se le dan bien, puedes ayudarle mostrándole cómo hacerlo de forma más eficiente y animarle a que intente hacerlo de nuevo. Así tu hijo aprenderá que se necesita tiempo y esfuerzo para conseguir algo.
3. Temen constantemente el fracaso de sus hijos.
Si temes constantemente que tu hijo no consiga algo o que se sienta decepcionado si no logra algo que realmente desea, estás saboteando su éxito potencial. Hay un dicho muy bonito: Si nunca lo intentas, nunca lo sabrás. Y es cierto: si nunca intentas conseguir algo, nunca conocerás el verdadero tamaño de tu potencial.
Tener miedo constantemente te obliga a hacer cosas que normalmente no harías y es entonces cuando cruzas la frontera y empiezas a ser sobreprotector. Es normal que te preocupes por el éxito de tu hijo, pero no es normal que le impidas hacer algo sólo porque tienes miedo de que fracase.
También es normal preocuparse por la salud, el paradero y la felicidad de su hijo, pero no es normal hacer todo lo posible para evitar que se resfríe o suspenda un examen en la escuela. La prevención incluye medidas y restricciones, y si te pasas, te encontrarás en el terreno de la sobreprotección.
4. Eligen a los amigos de sus hijos
Los amigos de un niño son uno de los aspectos más importantes de su desarrollo. Entiendo la presión por la que pasas cuando tu hijo quiere ser amigo de alguien que no te gusta. Y entonces, para evitarlo, decides elegir con quién va a salir tu hijo porque, una vez más, quieres lo mejor para él.
Usted quiere los mejores profesores, amigos, notas, etc. Pero, ¿qué quiere tu hijo? ¿Quiere salir con los amigos que has elegido para él? ¿Disfruta del tiempo que pasa con ellos?
Tienes que ofrecer opciones a tu hijo. Si quiere salir con alguien que casualmente tiene malas notas en el colegio, eso no significa que tu hijo vaya a seguir sus pasos.
Al contrario, tu hijo necesita estar expuesto a distintos tipos de personalidades (no sólo a los que tú has aprobado) porque la vida es diversidad. Nunca podrán crecer plenamente si no les dejas rodearse de personalidades diferentes y no sólo de las que les inspiren. Deberías dejarles aprender del comportamiento de los demás en lugar de enseñarles a juzgar a los demás porque la aceptación es lo que nos hace humanos.
5. Exigen constantes garantías sobre el paradero de su hijo.
Sé que el mundo no es el lugar más seguro, pero esto no es motivo para exigir que te den constantes garantías sobre el paradero de tu hijo. Está bien exigirles que te digan cuándo van a visitar a unos amigos o al cine o algo parecido. Y está bien decirles que tienen que volver a casa antes de las doce. Pero no está bien que les llames cada veinte minutos para saber si todo va bien.
No está bien porque ya les has dicho cuándo tienen que volver a casa y si estuvieran en peligro o necesitaran algo de ti, seguro que te habrían llamado. Es realmente estresante pasar por estas situaciones cuando se supone que tu hijo debería estar pasándoselo bien con sus amigos.
Si les estás llamando o enviando mensajes constantemente, no les estás dando espacio ni tiempo para ellos mismos.
Es de vital importancia poder confiar en tu hijo. Cuando lo haces todo por tu hijo y no le dejas participar, es de esperar que te preocupes en exceso cuando salga de casa. Tienes que enseñarles responsabilidad y tienes que enseñarte a ti mismo a confiar en ellos.
6. No dejan que su hijo digiera sus propias emociones
Todos sabemos que cuando éramos bebés, nuestros padres saltaban y corrían hacia nosotros con sólo oírnos llorar. Una vez allí, cogen al bebé en brazos y empiezan a consolarlo. Y eso está perfectamente bien, porque el llanto es la forma que tiene el bebé de hablarte y nunca puedes saber de qué va ese llanto.
Pero si sigues consolando en exceso a tu hijo (tenga la edad que tenga), no le estás dejando madurar emocionalmente. No es necesario consolar excesivamente a tu hijo por las cosas más triviales, porque así seguirá siendo débil. No sabrá manejar sus propias emociones y deseos, lo que puede tener grandes consecuencias en su vida adulta.
Cuando ocurre algo malo, está bien escuchar a tu hijo, pero intenta evitar identificarlo como una marioneta débil y pequeña que necesita tu consuelo. Puedes consolarles un poco, pero también debes darles siempre espacio para digerir sus propios sentimientos y emociones.
Necesitan entender por qué se sienten como se sienten en ese momento y cómo controlar sus sentimientos, porque eso es lo que les ayudará a madurar emocionalmente.
