No se deje engañar por lo que parece ahora. Su vida no ha sido una eterna luna de miel. Las parejas más felices han pasado por momentos difíciles.
Una relación conlleva luchas de vez en cuando; no todo son arco iris y mariposas. Las parejas que permanecen unidas a pesar de las turbulencias y el caos acaban siendo las más felices.
Son supervivientes.
Son los que decidieron trabajar en las cosas en lugar de rendirse. Siempre es más fácil rendirse; decir que las cosas no se pueden resolver y darlas por terminadas.
Pero cuando el amor es más fuerte que todas las diferencias, siempre consiguen encontrarse a medio camino. Se comprometen. Trabajan en equipo y encuentran puntos en común.
Es una ilusión que las parejas felices estén constantemente en ese estado. Su vida no es armonía todo el tiempo. No se comportan perfectamente todo el tiempo.
Discuten. Se pelean. Se ponen de los nervios. Se guardan rencor. Dejan de hablarse. Pero se calman. Se reconcilian. Perdonan y olvidan porque significan mucho el uno para el otro.
Incluso cuando no se soportan, su amor sigue ahí. Y no hay problema en este mundo que pueda destruir a dos personas que han decidido que lo lograrán.
De lo que se trata es de estar juntos, y ellos lo saben bien. Una relación no puede sobrevivir cuando solo hay una persona luchando.
Las relaciones siempre son cosa de dos. Que se peleen de vez en cuando o que hayan pasado por una mala racha por dos no hace que sus sentimientos sean menores.
Los errores los convierten en humanos. Humanos que cometen errores. Humanos que vuelven a hacer las cosas bien.
Sin embargo, nunca hicieron algo imperdonable.
Nunca engañaron ni traicionaron a sus parejas. Nunca abusaron de ellos física o emocionalmente. Nunca dijeron algo que fuera demasiado doloroso para perdonar.
Hay líneas que jamás se les ocurriría cruzar. A pesar de todas las dificultades y problemas, siempre se respetan y se tratan como es debido.
No pienses ni por un segundo que todo les resultó fácil.
Cuanto más tiempo pasan dos personas juntas, más cambian. Dejan de intentarlo. Dejan de ser románticas. Se olvidan de apreciarse.
Lo que diferencia a las parejas felices del resto es que, llegados a este punto, pulsan el botón de reinicio. Vuelven al principio. Recuerdan lo que les hizo enamorarse en primer lugar.
No fue nada fácil, pero mereció la pena.
Se enfrentan juntos a sus problemas.
No los meten debajo de la alfombra y fingen que nunca han ocurrido. No se dan la espalda. Hacen todo lo posible por no irse a la cama enfadados.
Se esfuerzan. Persisten. Porque saben que vale la pena. Saben que tienen un vínculo que nunca tendrán con nadie más.
Saben que el amor verdadero se tiene una vez en la vida. Lo tratan como si fuera su posesión más preciada, y no hay mala racha que pueda separarlos.