La incertidumbre es un hecho de la vida: es algo inherente a nuestro día a día e inevitable. Aunque intentes controlar todo lo posible, siempre habrá giros inesperados. Por eso es tan importante mantenerse adaptable, sobre todo al empezar una nueva relación.
Hay mucha incertidumbre al principio de una nueva relación de pareja, cuando aún os estáis conociendo. Igual que tú tienes tus propios objetivos, deseos y sueños, tu pareja es igual de compleja. No tenéis por qué estar de acuerdo en todo. Lo importante es conocer a la otra persona y ver si sus valores coinciden con los tuyos de forma que sean compatibles a largo plazo.
Esto significa cosas distintas para cada persona: todo depende de su educación individual y de su perspectiva de la vida. Tal vez para ti sea importante conocer a un hombre de familia que cuente con la aprobación de tus padres o a alguien que se integre bien en tu grupo de amigos. Quizá necesite ser divertido, espontáneo o tenerlo todo bien planeado. No hay una forma de ser correcta o incorrecta, más bien hay cosas que están bien o mal para una relación potencial.
Si a ti te encanta viajar pero tu nuevo hombre es una persona hogareña, es probable que el vínculo no funcione. Si a ti te encanta ir al gimnasio pero él odia la idea de llevar ropa de deporte, no es probable que dure. Encuentra a alguien que te entienda y a quien tú entiendas.
Por supuesto, inevitablemente habrá cosas de cada uno que difieran. No hay dos personas exactamente iguales. Y aquí es donde entra en juego la adaptabilidad. Si la unión vale la pena para ti y viceversa, podéis acordar no estar de acuerdo en ciertos temas y aun así hacer que funcione.
Así que no te obsesiones demasiado con deleitarte con tus similitudes como para restar importancia a tus diferencias. Si fueras cien por cien igual a todos los niveles, probablemente te aburrirías bastante. Son las diferencias las que hacen la vida interesante. Las cosas que le gustan a tu pareja y que tú no has tenido la oportunidad de experimentar os harán crecer e implicaros.
La adaptabilidad evitará que te estanques. A veces el cambio puede asustar. Puede ser difícil. Pero son precisamente estas cosas las que hacen que merezca la pena. Si fuera fácil, no tendría sentido experimentar el cambio.
Cuando inicies una nueva relación de pareja, mantén la mente abierta. A la primera cosa que tu pareja diga o haga que no te resulte familiar o con la que no estés de acuerdo, comunícale tu punto de vista y habladlo. Recuerda también que, al igual que tú no querrías hacer todo lo que tu pareja sugiere, es probable que él tampoco quiera hacer todo lo que a ti te gusta. Encontrarse en el medio.
Cuando no consigas llegar a un acuerdo sobre algo pero sigas completamente enamorado de tu nuevo amor, dedica algo de tiempo a reflexionar por tu cuenta antes de descartar por completo el punto de vista de la otra persona. A veces sólo hace falta un poco de tranquilidad para comprender que puedes ser un poco más flexible de lo que pensabas en un principio. Incluso si no estás de acuerdo con el punto de vista en su totalidad, puede que haya piezas entrelazadas que te sigan intrigando.
Pensar en blanco y negro es contraproducente para cualquier relación. Del mismo modo que no te gustaría estar con alguien que estuviera tan encasillado en sus costumbres que todo lo que dijeras o hicieras estuviera mal y ya está, no esperes que tu pareja se amolde a tus expectativas. Permítele ser un individuo y apréciale por tu individualidad. Del mismo modo, asegúrate de que también te aprecia por lo tuyo.
Todas las relaciones requieren trabajo. Tiene que haber concesiones mutuas para resistir el paso del tiempo. Aunque ser inflexible puede funcionar al principio porque ninguno de los dos quiere disgustar al otro, no es factible para una unión a largo plazo.