Mi hombre me ama. Me quiere de verdad. De hecho, cuando nos hicimos los tatuajes juntos, el tatuador nos miró y dijo: "Sois como gag me kind of cute".
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"¡Lol, oh wow gracias!"
De todos modos, era su forma de hacer un cumplido y se lo agradecimos. No obstante, nos queremos mucho y se nota fácilmente.
Hay una cosa, sin embargo, que cuando lo hago, Daniel se apaga por completo. Por supuesto, el amor sigue ahí, pero tal vez no la atracción.
En el caso de las mujeres, ni siquiera nos lo pensamos dos veces porque para algunas de nosotras es de lo más normal. Lo que más le disgusta es que me critique a mí misma o que exacerbe mis inseguridades.
Es cuando me pruebo unos vaqueros nuevos delante de él y me miro al espejo con cara de asco, deseando tener otro aspecto con ellos. Es cuando paso algún tiempo arreglándome para salir una noche y, al doblar la esquina, preparándome para salir, él me sonríe y me dice: "Guau, cariño, estás preciosa", y yo le respondo: "Bueno, esto es lo mejor que me va a pasar". O: "Gracias, pero me siento muy gorda con este top".
Pone los ojos en blanco y seguimos con la velada. Si lo piensas, en realidad no es justo, porque cuando él muestra su admiración hacia mí y yo se la reprimo con una mirada, u otro comentario que desdice de los suyos, es una falta de respeto. A veces me ha dicho: "Me da la sensación de que no te crees lo que digo".
La verdad es que creo que ÉL lo ve. A veces yo misma no puedo verlo. Somos humanos y vamos a tener inseguridades, pero cuando son frecuentes empiezan a hacer mella en nuestros hombres (y en nosotros).
Cuando anoche le dije a mi marido que iba a escribir este artículo, se extendió un poco en sus pensamientos. Me dijo: "Ya te tenemos. Cuando los hombres salen contigo o se casan contigo, ya sabemos lo poco sexy que puedes ser a veces y sabemos lo preciosa que eres en todas tus formas. No hay razón para que te sientas inseguro con nosotros.."
Sus palabras: "Ya te tenemos" resonaban en mi cabeza. Esto realmente resonó conmigo porque a menudo me siento como si tuviera que seguir siendo perfecto para su amor, pero lo contrario es cierto. A menudo, cuando somos menos perfectos es cuando más nos quieren. Como todas las veces que lloro como un bebé, con todo el maquillaje corriendo por mi cara, y él me mira con esos ojos que no juzgan, puro amor. O las veces que llevo el pelo recogido en un moño desordenado, descansando en el sofá con mi camisa vieja hecha un guiñapo cuando él llega a casa del trabajo... qué sexy.
No me malinterpretes, sigo queriendo arreglarme, estar guapa y cuidarme, pero al fin y al cabo tiene que ser por MÍ, no por él. Los hombres se sienten mucho más atraídos por nosotras cuando somos dueñas de lo que somos, cuando amamos cada parte de nosotras, incluso en los momentos en los que nos sentimos más feas e inseguras. Ellos no pueden "arreglarnos". Somos nosotras las que tenemos que mirarnos al espejo y decir: "Vale, esto es hoy y esto es suficiente. Soy suficiente".
Nuestras voces internas de desánimo, miedo e inseguridad seguirán ahí, pero a medida que nos centremos más en la amplitud que hay en nosotros mismos y en la belleza que llevamos dentro, las voces empezarán a desvanecerse en el fondo.
Aunque esto puede ser lo que más desanime a los hombres, debería ser lo último en desorientación también a las mujeres. Cuando el sentimiento de inseguridad empiece a surgir en tu interior, sonríe. Sepa que es 100% humano y 0% las mentiras que nos contamos a nosotros mismos. Incluso puedes reírte un poco sabiendo que eres todo tipo de belleza.