Todos hemos pasado por nuestra etapa de luna de miel y sabemos lo que es ese tipo de amor. Pero, por desgracia, se acaba porque hay otras cosas en las que tenemos que pensar en lugar de ella. ¿Y sabes qué? Es una mierda.
Si amas a alguien, debes cuidar y alimentar ese amor para que crezca aún más de lo que es ahora. No puedes casarte y pensar que el juego ha terminado. Nada se acaba a menos que tú lo digas. Aprendí esto del ejemplo de mi amiga y creo que lo que me enseñó fue la lección más importante que aprenderé en mi vida.
Era una chica totalmente independiente, fuerte, impulsiva, pero al mismo tiempo sensible y emocional. Y ella, al igual que otros, quería experimentar ese amor apasionado que va más allá del sentido común.
Y así fue. Pero el problema fue que su pareja la abandonó en poco tiempo.
Quería que ella creyera que el amor vainilla está presente en todos los matrimonios y que ellos no eran una excepción. Todavía la recuerdo luchando con sus emociones porque tenía tanto amor que dar pero no había ninguna respuesta del otro lado.
Así que renunció a él. El amor de vainilla no era algo que ella mereciera. Ella merecía mucho más.
Se merecía despertarse por la mañana con las manos de él enroscadas alrededor de su cuerpo mientras le decía que no cambiaría esa sensación por nada del mundo.
Quería sentir escalofríos cuando él la tocara como si fuera la primera vez.
Quería permanecer despierta más tiempo por la noche y bailar bajo la lluvia con él mientras el resto del mundo dormía.
Ansiaba un amor apasionado lleno de lujuria y deseo.
Quería un hombre que la mirara sólo a ella aunque estuvieran entre una multitud de gente.
Ella quería a alguien que la amara hasta la luna y que reconociera que ella es sólo un alma emocional que moriría si no fuera por el amor real y puro.
Ella quería un hombre que estar perdidamente enamorado de ella incluso cuando envejezca y tenga arrugas en la cara.
Necesitaba un amor maduro, que la empujara hacia adelante cuando la vida se pusiera difícil.
Quería sentir cada roce y cada sensación como nunca antes.
Ansiaba sexo salvaje que la hiciera gritar mientras le decía lo mucho que le quería.
Quería una mano de salvación en sus momentos de dolor.
Quería un hombre al que le aterrorizara perderla y que hiciera hasta lo imposible por evitarlo.
Quería un hombre que le dejara sin aliento cada vez que la viera.
Quería a alguien para quien ella fuera la persona más importante de su vida, pasara lo que pasara.
Quería un hombre que pensara en ella con cada aliento que diera.
Quería a alguien que la hiciera sentir como nunca antes se había sentido.
Pero, por desgracia nunca tuvo lo que se merecía. Tal vez fue sólo un mal momento o ese destino de zorra que nos hace llorar. Pero el caso es que no tuvo lo que se merecía y eso le dejó profundas cicatrices en su vida.
Si lo pienso bien, ella no pedía demasiado. Sólo alguien que le demostrara su amor durante toda su vida y no alguien que le prometiera todo pero que no le diera nada.
Y ahora, después de todos estos años, vuelve a ser fuerte. No ha dejado que ese trauma de su pasado afecte a su vida futura. Sigue siendo una mujer hermosa y fuerte que aprendió la lección de su vida de una forma dura. Pero la aprendió.
Ahora, más que nunca, espera encontrar a alguien que la ame tan profundamente como ella lo ama a él. ¡Y no se conformará con menos de lo que se merece!