Tras una ruptura reciente, empecé a plantearme qué había hecho mal. Me venían a la cabeza diferentes preguntas. Preguntas como: ¿Le mostré demasiado afecto y le asusté? ¿Esperaba demasiado de él? ¿Soy simplemente difícil de amar?
Y entonces me di cuenta de que nada de eso era verdad. La única verdad es: Aceptamos el amor que creemos merecer. ¿Qué significa esto? Significa que nos limitamos involuntariamente en lo que respecta al amor. Damos más de lo que somos capaces de dar y recibimos menos de lo que merecemos.
¿Por qué nos enamoramos de personas que no nos merecen?
¿Por qué elegimos a alguien cuando inconscientemente sabemos que no es una buena opción para nosotros? ¿Por qué siempre esperamos que la persona cambie o que nosotros la cambiemos? Nos engañamos creyendo que es lo correcto.
Elegimos disfrutar de los pequeños amores porque pensamos que nunca experimentaremos el grande. Desperdiciamos gran parte de nuestro tiempo en alguien que no merece ni un segundo. Y nos damos cuenta de todo esto cuando ya es demasiado tarde.
Creemos que no merecemos nada mejor y por eso nos conformamos con personas que nos tratan mal.
Aceptamos las mentiras de otras personas, sus manipulaciones y su comportamiento tóxico sólo porque pensamos que no merecemos algo mejor que eso. Pero esto no es verdad. Nos merecemos cosas mucho, mucho mejores y más grandes de lo que nos estamos conformando. Nos merecemos a alguien que esté a nuestro lado cuando tengamos miedo.
Merecemos a alguien que nos trate con respeto y admiración. Merecemos a alguien que piense siempre en nosotros porque formamos parte de su ser. Y nunca debemos dejar de creerlo. La gente que nos trata mal no nos merece. Y esa es la única verdad.
Creemos que nunca seremos lo bastante buenos.
Creemos que tenemos que ser perfectos para que otro ser humano nos quiera. Qué crueles somos al pensar eso. Pensamos que nunca seremos lo suficientemente buenos porque no nos permitimos fracasar. Si no nos permitimos fallar, nunca podremos mejorar. Somos suficientemente buenos.
Eres suficientemente bueno. Si no les gustas tal y como eres, desde luego no te merecen. Nunca debes cambiar sólo para encajar en la definición de perfecto. No eres perfecto y eso está más que bien. Eres lo suficientemente bueno para los demás, pero no lo eres contigo mismo. ¡Sé bueno contigo mismo!
Creemos que no somos dignos de amor.
No tienes que preocuparte por no ser digno de amor, porque el amor de verdad no es exigente. El amor verdadero aprecia todas nuestras rarezas, defectos e imperfecciones y los convierte en perfección. No somos indignos de amor, sólo estamos dando nuestro amor a las personas equivocadas que no son capaces de corresponder.
El amor debería ser fácil, como una brisa de verano, pero nos lo seguimos poniendo difícil. Seguimos dando segundas oportunidades cuando sabemos que no deberíamos. Seguimos esperando que cambien cuando sabemos que no lo harán. Seguimos dando nuestro corazón aunque sabemos que se romperá. Olvidamos que merecemos ser amados. Y nos olvidamos de querernos a nosotros mismos.
Mereces que te quieran.
Mereces sentirte libre de todos los problemas por los que has pasado y mereces experimentar la esencia del amor verdadero. Te mereces a alguien que nunca deje de recordarte lo hermosa que eres de verdad, por dentro y por fuera.
Quiérete a ti mismo.
Debes estar orgulloso de ti mismo y aceptar sólo el amor que te eleva, que te inspira y te hace convertirte en la mejor versión de ti mismo. Acepta el amor alegre y lleno de vida. Acepta el amor que permanece.