Anoche recibí un mensaje de mi ex. Por supuesto, era más de medianoche y yo ya estaba dormido cuando llegó el mensaje.
Probablemente salió y se emborrachó, y sus emociones sacaron lo mejor de él. Pensó en lo que una vez tuvo y ahora perdió. Pensó en nosotros.
Pensó que respondería enseguida y que aprovecharía la oportunidad para hablar con él y darle el calor que tantas veces necesitó en el pasado.
Borracho como estaba, me imaginaba corriendo a su puerta y tranquilizándole con palabras amables, mientras le veía buscar mi mano... mientras fingía que le importaba.
Esperaba honestidad, cuidado y compromiso de mí después de humillarme.
Estaba tan seguro de que dejaría mi orgullo en la cama en la que me he despertado esta mañana, sólo para darle toda mi comprensión.
¡¿Realmente pensó que le rogaría que me dijera qué le pasaba?! Apuesto a que fue divertidísimo para él, imaginarme creyendo cada mentira que me decía como una razón y una historia detrás de cada trago que tomaba.
Me pregunto si alguna vez me mencionó a alguna chica con la que salió, mientras sabía que yo esperaba fielmente en casa.
Si supiera cuántas veces cerré los ojos a la verdad, cuántas veces sonó su teléfono con un número desconocido al que deseé poder contestar.
¿Alguna vez se le pasó por la cabeza confesar?
¿Sabía que lamentaría perderme tanto como yo lamenté aquellas noches en las que hice la vista gorda y le excusé?
¿Sabía que perderme le dolería más que nada?
Es una pena que no tuviera cuidado con mis sentimientos. Es una pena que no me protegiera del daño.
Fue su descuido lo que le delató. Ni siquiera mi amor podía ver más allá.
Sabía que algo no estaba bien. Sabía que sus palabras eran puras mentiras.
Casi podía oler cada uno de sus secretos. Podía oler literalmente el perfume de su chaqueta que no era el mío.
Me gustaría poder mostrarle lo inútil que parece ahora su mensaje y su "te echo de menos".
Ya no forma parte de mí y tampoco ese vestido negro de encaje que tanto le gustaba que me pusiera. Ahora llevo el amarillo, el que más me gusta.
Ya no importa lo que le guste. Ahora todo se trata de mí.
Érase una vez, él era lo más importante, era mi número uno, pero lo tiró por la borda. No hay vuelta atrás.
Ahora, mientras miro mi teléfono y su mensaje nocturno, me pregunto qué es: ¿fuerte o desesperado?
Estoy deseando preguntarle si sabe que su mens rea llega tarde, igual que su mensaje.
Estoy seguro de que, le depare lo que le depare el futuro, le demostrará lo poderoso que es el sentimiento de culpa. Te hace arrastrarte, suplicar y llorar por aquel cuyo amor no supiste apreciar.
Pero soy una mujer. Puedo superar cualquier cosa - incluso cuando estoy sufriendo, incluso cuando tengo un alma cansada.
Sé bien de qué estoy hecho. Sé que puedo hacerlo mejor que él. Sé que puedo merecer más.
Merezco más que sus mentiras, sus actos egoístas, las llamadas misteriosas que recibió, las confesiones que nunca hizo, el perfume de otra mujer en su chaqueta, todos los secretos que guardaba, el vestido de encaje negro y los mensajes nocturnos enviados con una copa de vino cargada de culpa. No puede sacar lo mejor de mí.
Así que tengo fuerzas para levantarme de la cama, teclear "Es demasiado tarde" y seguir adelante con mi vida.