Siento que debo agradecerte por ser un imbécil, porque eso me ayudó a cambiar lo que siento por mí. Verás, usé todas tus palabras venenosas como mi combustible. Usé todo el infierno por el que me hiciste pasar como mi escudo. Usé cada defecto que encontraste como mi corona.
Te burlaste de mi cuerpo. Te burlabas de mis estrías, diciendo que sólo las tienen las viejas. Te burlabas de mi pelo y de mi ropa. Y gracias por ello, porque ahora las llevo con orgullo. Ahora sé que cuentan la historia de quién soy, cuentan la historia de esta mujer invencible y asombrosa que soy ahora. No me avergüenzo de mis estrías, de la celulitis que tengo o quizá de algo de esa grasa abdominal que tengo. Porque estoy viviendo mi vida al máximo y por fin estoy enamorada de mí misma y las palabras de nadie son lo suficientemente fuertes como para cambiar eso.
Te burlaste de mi intelecto. Te quería tanto, Quería ser perfecta para ti que te dejé salirte con la tuya. ¿Pero sabes qué? Soy un listillo del demonio. No me avergüenza preguntar sobre algo que no sé. No me avergüenzo si no lo sé todo, porque quiero aprender más. ¿Y sabes qué más? En realidad me va muy bien en la vida con este cerebrito mío, tengo un trabajo increíble, un público y unos compañeros increíbles. Ya no dejo que otras personas me hagan dudar de mi intelecto, porque ahora lo sé mejor.
Te burlaste de mi trabajo. Siempre diciendo que escribir no es un trabajo para adultos, que no tardaré en hacer hamburguesas. Y no sé por qué dejé que me hicieras dudar de mí misma. Por qué dejé que me hicieras cuestionar mi pasión, mi mayor amor en la vida. Cuando dejé de preocuparme por tus palabras, empecé a preocuparme por mis pensamientos.
Te burlaste de mis elecciones. ¿Pero adivina qué? Tú eras uno de ellos. Te burlabas de todos los libros que decidía leer, diciendo que Harry Potter es para niños, que John Green es aburrido o que Tolstoi está sobrevalorado. Nunca estabas satisfecho, nada era suficientemente bueno para ti. Cada película que elegía, cada canción que decidía ponerte, nunca la aprobabas. Pero ya no busco la aprobación de los demás. Porque por fin entiendo que no vivo para ti ni para nadie. La única persona por la que debería vivir soy yo.
Así que, gracias por hacerme saber que no soy lo suficientemente bueno para ti, porque me hizo darme cuenta de que Soy perfecto para mí. No soy perfecta y estoy segura de que no soy una diosa. Pero me quiero como si fuera perfecta y diosa a la vez. He aprendido a amar cada uno de mis defectos, he aprendido a amar cada tontería que hago, porque todas ellas forman parte de mí. Todo eso me hace diferente de otras mujeres.
No soy perfecta, no llevo vestidos negros a las fiestas, no llevo tacones de aguja ni el pelo recogido en un moño. No como sano ni leo libros de adultos, ni siquiera veo películas de adultos. Voy en vaqueros y camiseta a fiestas elegantes y considero un éxito peinarme. Veo dibujos animados y sigo soñando con conocer a los héroes de Marvel. Llevo zapatillas de deporte y tropiezo con tacones altos. Pero lo que me importa, más que cualquier otra cosa, es que soy feliz tal como soy. No soy perfecta para los estándares del mundo, pero soy perfecta para mí misma.