Lo que queremos para los demás no funciona a menos que ellos lo quieran para sí mismos. - Bryant McGill
Por desgracia, hay tanta gente rota en este mundo y tanta gente que necesita ser salvada o al menos guiada. Hay tanta gente que quiere sanar pero no tiene ni idea de cómo hacerlo.
Creo que todos estamos un poco rotos. Todos hemos pasado por el infierno en algún momento de nuestras vidas y caímos tan hondo que nos desesperamos y nos permitimos pensar que no había salida.
La conclusión es que todos pasamos por un infierno y sobrevivimos.
Tal vez debido al pesado camino que nos vimos obligados a recorrer en nuestras vidas, sentimos que tenemos que facilitar el camino a quienes amamos.
Pero la verdad es que todos necesitamos caminar por nuestras propias verdades y destinos para que podamos crecer y estar preparados para las cosas más grandes de nuestras vidas.
A veces, cuando la vida somete a las personas a demasiadas pruebas, deciden no luchar contra ellas y se dejan llevar por la corriente.
Pero si permites que las cosas por las que pasas en la vida determinen cómo va a ser tu vida, ¿entonces qué estás viviendo? Es tarea tuya cuidarte y asegurarte de que eres feliz.
Por desgracia, no mucha gente está dispuesta a hacerlo.
Lo que es aún peor que dejarse llevar por la vida como la brisa se lleva la hoja caída es esa idea que la gente se planta en la cabeza sobre cómo pueden salvar a todo el mundo.
Vale, sí, hay gente que merece ser salvada, hay gente que necesita un poco de orientación, pero no todo el mundo puede ser salvado y esa es la fea verdad.
A los que no quieren salvarse no se les puede convencer de que se salven.
Dicen que sólo se puede amar a las personas rotas y esperar que respondan a ese tratamiento. Pero a veces ni siquiera el amor puede hacer que un hombre se cure si no quiere cambiar.
Si se niega a ver que le pasa algo, ¿quién eres tú para convencerle de lo contrario?
Todos somos conscientes de nosotros mismos y si él cree que no le pasa nada, si cree que está bien, te perderás intentando convencerle de que está equivocado.
Si le gusta donde está, ¿quién eres tú para intentar cambiarlo? Quizá no lo sepa, pero quizá no quiera hacerlo.
Puede ser que se esté conformando con menos, pero también puede ser que esté perfectamente contento con el lugar en el que se encuentra su mente.
Si él no quiere salvarse, ¿quién eres tú para salvarlo? Hay gente que está bien con su toxicidad; hay gente que prefiere mirar hacia otro lado antes que enfrentarse a la verdad.
Hay personas que quieren seguir huyendo de lo que les hace daño antes que enfrentarse a su dolor y así hacer que desaparezca.
Y no hay una persona cariñosa o atenta en este mundo que pueda cambiar eso.
Sé que tienes miedo pero necesitas superar el miedo a perder a alguien que no es bueno para ti.
Y tienes que dejar de dar todo de ti a alguien que es tóxico.
Porque si hay algo malo en él y se niega a reconocerlo, hay una alta probabilidad de que tú también seas absorbida por el vórtice de su toxicidad.
Por mucho que quieras a esa persona, debes anteponerte a ti mismo. Siempre debes cuidar de ti primero. Porque puede que no haya nadie que te salve cuando lo necesites.
Y tienes que dejar de creerte esa historia de que la vida ha sido demasiado dura con alguien. Ha sido demasiado dura con todos nosotros, pero eso no es excusa para dejarse llevar por la corriente y ser un gilipollas con los demás.
Todas las personas que conoces están librando alguna batalla interior. Y aunque sería más fácil rendirse, vinimos a este mundo como luchadores.
Así que abandonar la negatividad y la inútil batalla de intentar salvar a un hombre que no quiere ser salvado.
Si tu amor no hace que quiera cambiar, si tenerte a su lado no cambia las cosas, si tus esfuerzos son en vano y él es ajeno a su estado, no es tarea tuya salvarlo.
Nunca debes perderte intentando salvar a los demás. Debes amarlos y si el amor no es suficiente, entonces no hay mucho más que puedas hacer.
Ernest Hemingway dijo: Lo más doloroso es perderse en el proceso de amar demasiado a alguien y olvidar que uno es especial.
No permitas que nadie, por mucho que le quieras, te rompa o cambie lo que eres.
No dejes que el dolor ajeno haga que tu chispa brille menos. No te pierdas en el proceso de intentar salvar a un hombre que no quiere ser salvado. Sálvate a ti misma.
No puedes hacer que alguien entienda un mensaje que no está preparado para recibir. - Que ésta sea la lección que recuerdes el resto de tu vida.