Las relaciones son un trabajo duro. Todo el mundo está de acuerdo. Tenemos que averiguar cómo funcionar como pareja, cómo encontrar compromisos, cómo elegir nuestras palabras sin insultar a nuestra pareja. Manejar estas cosas se hace muy difícil a veces, sobre todo si te has enamorado de alguien que no sabe manejar bien sus emociones ni las tuyas. No saben cómo tratarte. No sabe cómo respetarte y a estas alturas, las relaciones ya no son un trabajo duro, se han convertido en un campo de batalla.
Debido a relaciones como éstas, hemos olvidado lo que queremos. Hemos olvidado lo que merecemos. Lo que ocurre es que nos conformamos con relaciones que, al final, nos rompen hasta la médula porque no fuimos capaces de decirle a alguien cómo queríamos que nos tratara. Por eso tenemos que tener siempre presente que nadie, salvo nosotros mismos, tiene el poder de enseñar a alguien cómo debe tratarnos.
Nuestros deseos, necesidades y emociones son diferentes en cada ocasión. Por eso la forma I no tiene por qué corresponderse con la forma en que los usted quieren ser tratados. Somos individuos que hemos pasado por mucho. Nos han hecho daño. Nos han roto y quizá incluso han abusado de nosotros hasta el punto de que ni siquiera nos damos permiso para hablar de cómo queremos que nos traten, pero al fin y al cabo, si queremos relaciones felices, amistades felices, tenemos que enseñarles a tratarnos bien.
Sólo tú puedes enseñarle a alguien que te gusta el café solo, que te encanta cómo huele la lluvia y que tiene que dejarte solo a veces para que estés seguro de que tienes un sentido de la individualidad junto a tu relación.
Tú eres el único que puede enseñarles a luchar por ti. A veces, no hace falta más que un abrir y cerrar de ojos para que un hombre consiga a una mujer. Pero quieres que luchen por ti¡! ¡Quieres que te persigan! Demuéstrale que no te conformarás tan fácilmente. Demuéstrale que un parpadeo, una mirada y una palabra amable no son suficientes para obtener tu corazón. Has pasado por demasiadas cosas como para volver a caer en trucos tan poco convincentes, así que enséñale a perseguirte demostrándole que esos métodos no funcionarán contigo.
Eres tú quien debe enseñarles a hablar contigo. Todo lo que usted haga a su pareja le parecerá normal y él también lo hará. Si gritas y chillas, él también lo hará, pensando que así es como quieres mantener una conversación. Pero, a veces, todo lo que necesitas es una palabra amable con voz suave. No dejes que piense que puede hablarte levantando la voz, pero tampoco lo hagas tú. Scómo quiere comunicarse hablando como quieres que te hablen.
Sólo tú puedes demostrar a la gente que sin el tratamiento adecuado no te quedarás mucho tiempo. Nos quedamos tan atrapados en nuestras emociones y en nuestra dependencia de otras personas que, al final, seguimos sentados esperando a que cambien por sí solas, cuando, en cambio, lo único que tenemos que hacer es mostrarles lo fácil que nos resultaría irnos. Sé que dejar a alguien siempre duele. Sé que dejar a alguien no es fácil. Lo que pasa es que no te quedarás si ves que te van a maltratar.
Con lágrimas en los ojos, aléjate. Sólo tú sabes cómo enseñar a alguien a tratarte como quieres que te traten. Sólo tú puedes hacerles ver cuáles son tus necesidades. Pero también está en su mano respetar o no esas necesidades. No estás obligado a pasarte toda la vida al lado de alguien intentando que aprenda las bases de la interacción humana. Ese no es tu trabajo.
Un corazón roto duele y te sigue atando a la cama, atiborrándote de helado. ¿Por qué quieres pasar tus días así, en una relación que no te está dando lo que mereces, cuando podrías estar saliendo y divirtiéndote como nunca? No te hagas esto. Respeta a la única persona que sabe cómo tratarte bien: ¡a ti mismo! Cuando rompas, márchate. Respétate lo suficiente como para marcharte.