No creo que estuviera preparada para admitir lo que me hiciste. Que estaba preparada para admitir que me despojaste de todas mis fuerzas y valores.
Te las arreglaste para quitarme todo y te dejé hacerlo. Te dejé hacerlo porque creía que me querías. Te dejé hacerlo porque no tenía ni idea de que había gente ahí fuera capaz de hacerle algo así a alguien.
No podía creer que fuera capaz de enamorarme de una de esas personas. Pero ahora veo lo que hiciste y tengo pocas cosas que decirte.
Que te den por hacerme sentir que no soy lo suficientemente guapa.
Todas las mujeres que estaban allí decían: "Qué guapa, Dios mío, ¿has visto eso? Está impresionante". Sí, ella lo hizo, pero yo también me veía increíble. Yo también soy guapa, pero tú nunca parecías darte cuenta de eso.
Nunca parecías fijarte en mí, siempre eran las otras mujeres las que tenían tu atención, siempre eran ellas las que tenían un aspecto increíble, las que caminaban como diosas.
Ni una sola vez se te ocurrió que tal vez yo también quería sentirme así. Tal vez quería sentirme hermosa tal como era, sin ajustar ninguna parte de mí. Pero supongo que nunca me viste así. Siempre faltaba algo.
Jódete por hacerme sentir que no soy lo suficientemente inteligente.
¿Cuántas veces te reíste de mí por preguntar algo que no sabía? ¿Cuántas veces te reíste de mí por no saber nada de informática? En vez de apoyarme e intentar explicármelos, te reías de mí.
En lugar de sentirte orgulloso de que me interesara por tu trabajo y quisiera saber más sobre él, te reíste de mí, diciendo que mi cerebro era demasiado pequeño para abarcarlo.
Ni una sola vez me burlé de ti, ni una sola vez me reí de ti por no saber cosas. Pero supongo que eres así, Sr. Sabelotodo.
Que te den por haciéndome sentir que no valgo lo suficiente.
Nunca me sentí digna de tu amor, de tus besos y caricias. Me estropeaste tanto que me sentí la afortunada de tenerte.
Yo era la afortunada de tener a alguien que nunca estaba ahí cuando lo necesitaba. De tener a alguien cuya idea de diversión era burlarse de mí. Tener a alguien que sólo se preocupaba por sí mismo, tener a alguien que nunca se preocupó por mí, ni una sola vez.
Qué suerte he tenido....
Que te den por no ser suficiente.
Eras tan bueno en tus juegos que creí seriamente que yo no era lo bastante buena para ti. Que nunca era suficiente, que no tenía nada que ofrecerte, que no tenía nada que darte aparte de mi amor incondicional.
Por eso te quise con todo mi corazón, cuando estabas triste, cuando estabas alegre, cuando fracasabas y cuando triunfabas.
Te quería cuando me tratabas como a una mierda, porque creía que tú también me querías. Sólo desearía haberme dado cuenta antes, haber visto tus verdaderos colores antes de que fuera demasiado tarde. Que hubiera visto tu manipulación antes de que sacara lo mejor de mí.
Pero supongo que tuve que aprenderlo por las malas.
Tuve que aprender a hablar de nuevo, a respirar de nuevo, a quererme de nuevo. Tuve que aprender que nunca fue culpa mía, y tuve que aprender que tú fuiste el afortunado por tenerme.
Tuve que esforzarme tanto para ver mi belleza, para ver mi valor en esa mujer rota que dejaste atrás.
Pero, ¿adivina qué? Ya no estoy rota y sé que soy más que suficiente. Eras tú quien no podía verlo.