Desde que tengo uso de razón, Yo era el que cuidaba y amaba más en todas mis relaciones, incluidas las románticas.
Era la que se entregaba por completo a todos los hombres de mi vida y la que nunca se contenía.
Yo era la que amaba a cada hombre de mi vida con todo mi corazón, sin pensar nunca en las consecuencias o en si ese determinado hombre merecía mi amor.
Yo era la que siempre se esforzaba más que la otra parte. Y la que siempre acababa mendigando el amor y el afecto de alguien.
En consecuencia, siempre era yo la que acababa herida. La que siempre se quedaba atrás y a la que siempre le rompían el corazón.
Y ya es hora de que eso termine.
Ya es hora de que deje de ser una tonta que se entrega por completo a personas que no la merecen. Ya es hora de que deje de anteponer las necesidades de los demás a las mías.
Ya era hora de que dejara de despreciarme y sacrificarme por el bien de los demás.
Ya era hora de que dejara de ponerme en último lugar y de dar prioridad a hombres que no me merecen.
Y por eso escribo esto al hombre que amaré después y al hombre que ojalá me ame a mí. Al hombre que entrará en mi vida y que me dejará boquiabierta.
Sí, me han hecho daño en el pasado. La verdad es que he pasado por muchas cosas, pero también he aprendido mucho.
Y no estoy aquí para decirte que llevaré mi carga emocional en nuestra relación.
No, no pagarás por los errores de otra persona. No seré una zorra sin corazón y nunca te trataré como basura solo porque otros de mi pasado me hicieron lo mismo.
Con el tiempo, he comprendido algunas cosas.
Ya no soy una niña pequeña. Sé muy bien lo que quiero de la vida y tengo algunos "deal-breakers" fuertes. Y sé aún mejor lo que no quiero.
No te estoy diciendo que te pida mucho. No necesito que me mimes.
No necesito que desprecies tu vida por mí y no espero convertirme en el centro de tu universo.
No necesito que me persigas, mientras me hago la difícil. No necesito que me compres regalos caros ni que me mimes de ninguna otra manera.
No espero que me obedezcas ni que me sigas ciegamente. No quiero que me ames más de lo que yo te amo.
Sólo quiero que me trates con respeto y aprecio. Sólo quiero que me tomes en serio a mí y a nuestra relación.
Sólo quiero que ambos invirtamos la misma cantidad de tiempo y energía en ello. Quiero que ambos tengamos el deseo de hacer que las cosas funcionen.
Así que, por favor, no esperes que te trate de forma diferente a como tú me tratas a mí. No esperes que te entregue todo mi ser si tú no eliges hacer lo mismo.
No esperes que actúe como si estuviera por debajo de ti en ningún sentido. No esperes que aguante que me maltrates emocionalmente o me manipules.
No esperes que me quede a tu lado si decides engañarme o si me pones voluntariamente al final de tu lista de prioridades.
No esperes que te persiga porque es lo último que quiero hacer.
No esperes que suplique tu amor. No esperes que compita por tu atención con nadie más.
No esperes que yo sea la única que haga sacrificios por el bien de nuestra relación mientras tú nunca estás dispuesta a comprometerte.
No esperes que aguante que seas un ególatra egocéntrico.
Y por último, no esperes que te quiera mientras yo te importe un bledo.
Recuerda, la única manera de que los dos tengamos un relación sana y madura es estar en igualdad de condiciones.