Cuando llegaste a mi vida, estaba muy perdida. Estaba en un lugar oscuro y solitario del que no sabía cómo salir.
Después de haber sido utilizada y maltratada por los hombres, me había sentido indigna de amor durante años. Mi muro estaba en lo más alto y no tenía ninguna intención de dejar que ningún hombre lo derribara.
Pero, por una especie de milagro, empezaste a arrastrarme, aunque estaba aterrorizada.
Te lo advertí y te dije que te alejaras de mí. Era demasiado trabajo. Pero a diferencia de los demás, tú estabas dispuesto a hacer todo lo necesario para hacerme tuya. Me perseguiste.
Me hacías sentir guapa cada día sin falta. Me decías que me querías cada mañana y cada noche. Me esperaste pacientemente y no me empujaste a hacer nada que no quisiera.
Encendiste una chispa en lo profundo de mi alma. Una chispa que no había visto en años. Una chispa que susurraba: "Eres lo bastante bueno y siempre lo has sido". Cuando me derrumbaba por la noche, llorando porque tenía tanto miedo de ser vulnerable y dejarte entrar, tú me abrazabas y me decías que todo iría bien y que siempre estarías ahí.
Pero...dónde estás ahora?
Pensé que eras diferente a todos los hombres que te precedieron. Chico, estaba tan equivocada. Eras el último lobo con piel de cordero. Eras peor que todos ellos.
Cuando derribaste mi muro ladrillo a ladrillo y desapareció el último trozo, se desató el infierno y empezaron los juegos. Por fin habías ganado una enfermiza batalla mental que yo ni siquiera sabía que estábamos librando. Ahora era todo tuyo para controlarme.
Tu fachada se desmoronaba y el hombre que me asegurabas que eras empezó a desaparecer. De repente, te creíste mi dueño. Lo arrancaste todo de mi vida, desde mis amigos hasta mi familia, para que tuviera que depender de ti y solo de ti.
Los dulces "te quiero" disminuyeron, y los borrachos "no te soporto" fueron constantes. Me lavaste tanto el cerebro que acababa disculpándome por cosas que TÚ hacías.
Mirando hacia atrás, no hice nada malo, excepto tratar de obligar a un hombre que no tenía corazón a amarme. Cuando me dejaste porque "ya no me querías", me destrozaste por completo.
¿Qué hice para arruinarnos? Tenía que haber sido culpa mía de alguna manera. Pero entonces me di cuenta de algo... No hice absolutamente nada malo y el verdadero problema era que tú nunca me quisiste en primer lugar.
En retrospectiva, creo que lo único que amabas era la idea de alguien que fuera lo suficientemente débil para que tú la controlaras. Te aprovechas de la debilidad, siempre lo has hecho y siempre lo harás. Usaste tus palabras para que me enamorara de ti. Pero al final, todo lo que hiciste fue demostrar que todas tus palabras eran mentiras, todas tus promesas eran vacías, y tus intenciones conmigo nunca fueron puras.
No estoy segura de si alguna vez quisiste estar conmigo de verdad o sólo te gustó la persecución. Me mostraste la versión más retorcida del "amor" que jamás había visto y me dejaste destrozada en el suelo sin pensarlo dos veces. Derribaste mi muro sólo para destruirme.
Probablemente pensaste que estaría roto e irreparable cuando terminamos. ¿Pero adivina qué? Mi vida acaba de empezar. La chispa que encendiste en mi interior sigue ahí, pero ya no la alimentas tú. La estoy alimentando yo sola y espero que te queme.
A pesar de que me llevaste a través del infierno y de vuelta, estoy agradecido por ti. Si no fuera por ti, no habría llegado a ser quien soy hoy. Ya no soy la chica débil Lo era cuando te conocí, y nunca volveré a serlo. Al derribarme y destruirme, acabaste ayudándome a descubrir una fuerza dentro de mí que no sabía que existía.
He aprendido mucho de ti.
Me enseñaste a no confiar fácilmente en los hombres que dicen todo lo correcto. Las acciones dicen más que las palabras. Me enseñaste a ser consciente del amor fabricado. Un hombre de verdad nunca te hará preguntarte si te quiere de verdad o no. Me enseñaste a no volver a tolerar las faltas de respeto.
El próximo hombre que me hable como tú lo hiciste será mandado a la calle antes de que pueda abrir la boca para disculparse. Me enseñaste a ver más allá de las tonterías y a defenderme siempre, pase lo que pase.
Nunca más me conformaré con un hombre como tú. Gracias por demostrarme que merezco mucho más.
por Kassidy Jennings