Me ha llevado más tiempo del que me gustaría admitir, pero por fin he aceptado la horrible verdad: eras, eres y siempre serás un gilipollas tóxico, narcisista y egoísta. He aceptado que nunca fuiste el adecuado para mí y que darte una gran parte de mi vida ha sido el mayor error que he podido cometer. Sin embargo, durante mucho tiempo no conseguí llegar al fondo de una cuestión; durante mucho tiempo seguí preguntándome si alguna vez me quisiste o no.
Por un lado, había días en los que hacías todo lo que estaba en tu mano para hacerme el mayor daño posible, como si romperme el corazón fuera tu único objetivo final. Días en los que te esforzabas por hacer de mi vida un infierno y en los que actuabas como si no pudieras soportar mis agallas.
Hubo momentos en los que haciéndome sentir tan inútilMomentos en los que abusaste de mí de todas las formas posibles, sin pensar en cómo me hacía sentir todo eso. Momentos en los que me tratabas como a tu peor enemigo y en los que parecía que torturarme era tu mayor placer.
Momentos en los que me hiciste preguntarme por qué no era suficiente para que me quisieras de verdad y qué había hecho yo para merecer que me trataras así. Cuando conseguiste entrar en mi cabeza, haciéndome cuestionarme a mí misma y mi propia valía, mientras te creía que realmente me merecía todo esto.
Sin embargo, también existía la otra cara de la moneda. Además de maltratador, a veces también eras el hombre más cariñoso y atento del planeta.
Cada vez que te rogaba que pusieras fin a las cosas porque no tenía fuerzas para hacerlo y cada vez que te amenazaba con dejarte, te convertías en el hombre del que me había enamorado. Me suplicabas que te diera una oportunidad más y que todo entre nosotros se arreglaría.
Y la tonta de mí creyó tus promesas vacías cada vez. Supongo que no podía entender cómo era posible que a un hombre que no quiere dejarte a toda costa no le importaras un bledo.
Entonces, debías de quererme, ¿no? Si no, ¿por qué habrías luchado tanto por quedarte a mi lado cada vez que yo quería poner fin a nuestra relación? ¿Por qué habrías actuado como si nunca pudieras imaginar tu vida sin mí y como si te arrepintieras sinceramente de todas las cosas horribles que me hacías?
Debes haberme amado de alguna manera. Si no, me habrías dejado hace tiempo.
¡MENTIRA! Ahora, después de todo este tiempo y de haberme librado por fin de ti, veo la auténtica verdad. Ahora sé que nunca me quisisteya que no eres capaz de amar.
Sólo te quedabas a mi lado porque yo era una víctima conveniente para tus abusos. Todo ese tiempo, solo disfrutabas de tener a alguien que te subiera el ego, alguien que te quisiera hicieras lo que hicieras y alguien que siempre estuviera a tu lado como red de seguridad.
Sólo te aprovechabas del hecho de que yo estaba tan loca por ti que no veía tus verdaderos colores. Te quedaste a mi lado porque te hacía sentir mejor contigo misma y porque era la única persona en todo el mundo que aún veía algo bueno en ti.
Sí, me llevó un tiempo comprender todo esto, pero cuando por fin lo hice, en cierto modo me liberó. Darme cuenta de esto me ayudó a ver las cosas con más claridad y a llegar al fondo de nuestra relación.
Me ayudó a dejar de culparme por todo el daño que me hiciste, y me ayudó a ver que no había nada que pudiera haber hecho para que me quisieras como yo te quise. A dejar de considerarme una tonta por no haber cortado antes todos los lazos contigo y por no haberte echado de mi sistema a tiempo.
Y lo que es más importante, me ayudó a ver que tener la fuerza para alejarse alejarme de ti fue la mejor decisión de mi vida. Tu toxicidad me hizo darme cuenta de que nunca me mereciste, y me hizo no querer volver a ti nunca más.