Lo creas o no, hoy en día hay muchos que odian a la gente. Por alguna razón, odiamos a la gente por su forma de actuar, hablar o conversar. Y cuando tengo esos días del mes, odio a mi propia madre, así que puedes imaginarte lo que siento por los desconocidos.
La cruda realidad es que la gente nos cabrea y nos decepciona. Así son las cosas. Depende de nosotros cómo vamos a reaccionar en determinadas situaciones en las que no nos sentimos tan cómodos.
Estas son algunas situaciones que me hacen sentir como un monstruo. Así que, ¡sigue leyendo si sientes mi dolor!
1. Odio que los desconocidos me hablen.
Estás sentado en un banco de un parque junto a alguien y empieza a hablarte. Cómo odio esto. Preferiría arrancarles la cabeza.
¿Por qué a la gente le gusta hablar con extraños? Déjame en paz si no me conoces. Tal vez estoy meditando o algo así, así que aléjate, ¿de acuerdo?
2. Odio los lugares donde estoy pegado a la gente.
Los ascensores, por ejemplo. O esperar en la cola para pagar mis facturas. Todas esas personas a mi alrededor que me miran de forma extraña me hacen sentir ansiosa. La peor sensación es cuando estoy haciendo cola en una oficina de correos y hay un anciano detrás de mí olisqueándome el cuello.
Estoy segura de que no se ha duchado en al menos dos días y, por su horrible aliento, podría desmayarme delante de él. Eh, estamos en el siglo XXI y sí, hay agua suficiente para todos.
3. Odio cuando alguien me interrumpe mientras hablo por teléfono.
Quiero decir, ¿en serio tío? ¿No ves que estoy ocupado? Para los que no entienden mi mirada seria, pongo esa mirada de 'zorra descansando'. Es mi arma secreta y siempre funciona.
4. Conocer gente nueva es un coñazo para mí.
Punto. Odio las conversaciones triviales y sé que nunca volveré a ver a esas personas. Es muy frustrante. Cada palabra que sale de mi boca es forzada y me siento mal por ello. Así que déjame en paz, ¿vale?
5. Odio los putos mensajes de grupo.
Odio al tipo que inventó esta mierda. ¿No sabes que odio esos mensajes de esperanza y felicidad? Y sobre todo en un grupo de gente que en realidad no conozco. Cuando recibo una notificación como esta, sinceramente muerdo, así que no te metas conmigo.
6. Odio a la gente que estornuda una y otra vez.
OMG cómo odio eso. Y para empeorar las cosas, lo hace delante de mí y no intenta taparse la boca. Como si me gustara tener dolor de garganta o neumonía. Y el Gran Final es cuando toca la puerta y deja todas sus bacterias en ella. Me quedo sin palabras.
7. ODIO estar en un restaurante lleno de gente.
Si quisiera que la gente escuchara mis secretos, habría ido a confesarme en vez de a un restaurante. Así que déjame en paz para comer mi plato y hablar normalmente con mis amigos. ¿Estoy pidiendo demasiado? Ya me parecía.
8. No tengo paciencia para nada.
No importa si estoy en una cola de espera o en el médico, estoy muy nerviosa. Ojalá fuera la única persona allí y tuvieran que tratarme como a una reina. Pero, seamos realistas, eso sólo ocurre en los cuentos de hadas y, por desgracia, yo no formo parte de ninguno. Qué pena.
9. Odio hablar con la gente por teléfono.
Pero no se trata de gente corriente. Son vampiros emocionales que sólo me llaman para contarme cómo les ha ido el día. Lo último que necesito es escuchar sus problemas cuando los míos son aún mayores. Así que retírate, ¿de acuerdo? Gracias.
10. El sarcasmo me ha salvado muchas veces.
Si le dijera a la gente lo que realmente pienso de ellos, estoy seguro de que no volverían a dirigirme la palabra. Gracias a Dios por inventar el sarcasmo.