Ser fuerte no es tan fácil como parece. Las mujeres fuertes tienden a olvidar que también pueden ser vulnerables, y por eso acostumbran a dar demasiado a personas que no quieren o no pueden dar nada a cambio.
Una mujer fuerte es independiente, segura de sí misma, emocionalmente inteligente y consciente de sí misma, y sabe que tiene mucho que ofrecer. Pero no por ello es menos humana. El amor puede cegarla fácilmente, por lo que las personas que le importan a menudo se aprovechan de su naturaleza fuerte pero bondadosa.
Hay algunas razones por las que a veces incluso mujeres fuertes acaban en relaciones difíciles y dolorosas, a pesar de toda su dureza, o mejor dicho, a causa de ella:
1. Ser una mujer fuerte no significa que estés protegida de todas las personas tóxicas y narcisistas.
Significa que son aún más dominantes para ti. Las personas tóxicas necesitan a otras que tengan inteligencia emocional, confianza, dureza y fuerza interior, para poder drenarlas. Confían en el corazón compasivo de una persona que siempre les ayudará y estará a su lado. Tóxico y narcisista la gente tiene todo que ganar de las mujeres fuertes pero ellas no tienen nada que ofrecer.
2. Los traumas del pasado pueden resurgir mientras mantienen una relación.
Nacieron fuertes y la vida las hizo más fuertes. Las mujeres fuertes suelen pasar por muchas dificultades y penurias en la vida. Se les da muy bien valerse por sí mismas y entrar en una relación puede poner su mundo patas arriba. Los psicólogos indican incluso que pueden haber pasado por un trauma importante y a menudo se encuentran con parejas que desencadenan ese trauma. En cierto modo, es su forma de enfrentarse a su pasado.
3. Están acostumbrados a ser los que más dan y a no recibir casi nada.
Están acostumbrados a dar hasta que no les queda nada, por eso atraen a las personas necesitadas, las que no tienen ningún problema en recibir todo el amor, la comprensión y el apoyo sin dar nada a cambio. Esto sucede porque están acostumbrados a ser independientes, a cuidar de sí mismos, por lo que no ven la falta de reciprocidad hasta que están emocionalmente agotados.
4. Creen que pueden influir o cambiar a la persona que aman.
En permanecer en malas relaciones más tiempo del necesario porque sienten que tienen el poder de cambiar a alguien. Su naturaleza compasiva les hace pensar que tienen que aguantar cualquier dificultad que se les presente para ayudar a la persona que les importa. Pueden perder mucho tiempo hasta que se dan cuenta de que no pueden cambiar a nadie ni influir en alguien que no quiere cambios en su vida.
5. Eligen inconscientemente relaciones más desafiantes y difíciles.
Se den cuenta o no, las relaciones "normales" les resultan aburridas. Les gustan los retos, una especie de proyecto de arreglar a alguien o arreglar una relación en la que están metidos. No se dan cuenta de que no todo el mundo quiere su ayuda y de que hay personas que son tóxicas por naturaleza y no hay forma de arreglarlas. Lo malo para las mujeres fuertes aquí es que están tan centradas en la otra persona que se pierden de vista a sí mismas. Ponen todo el empeño y acaban estando en una relación unilateral.
Para superar las relaciones difíciles, estas mujeres fuertes tienen que dejar de poner ese exterior duro todo el tiempo y permitirse ser vulnerables. La tristeza y las dificultades son partes inevitables de la vida de cualquier persona y eso es algo que tienen que aceptar. Son propensas a levantar muros después de una mala experiencia y, aunque eso puede ayudar a corto plazo, a largo plazo aleja de ellas a las buenas personas (que merecen la atención de una mujer fuerte).
Tienen que dejar de pensar que el peso del mundo está sobre sus hombros y que tienen el deber de arreglarlo todo. No son ellos los que tienen que aguantarlo todo siempre sólo porque pueden con ello. No pueden ser ellos los que den más todo el tiempo. Necesitan una pareja que les ayude a encontrar el equilibrio entre ser fuertes y apoyarse a veces en otra persona.
El lado positivo de todas las dificultades que soportan es que esas relaciones equivocadas por las que pasan sólo les hacen más fuertes. Saben lo que no deben hacer en sus próximas relaciones. La experiencia les enseña que, eligiendo una y otra vez al mismo hombre, no pueden esperar un resultado diferente. Les ayudan a descubrirse a sí mismas, a renovar sus fuerzas y a salir de una mala experiencia con la valiosísima lección del amor propio.