¿Recuerdas cuando eras niño y deseabas algo con todas tus fuerzas pero tus padres te decían que no podías tenerlo?
Y entonces lo deseaste aún más. Estabas decidido a hacer cualquier cosa con tal de conseguir eso que tanto ansiabas.
Pues bien, el mundo de los adultos funciona según el mismo principio.
Nosotros enamorarse con los que nos perjudican, los que nos envían señales contradictorias o los que no están interesados en nosotros y simplemente no podemos dejar de perseguirlos pase lo que pase.
Cuanto más nos rechazan, más los deseamos.
¿Por qué? ¿Por qué nos enamoramos de quien no podemos tener?
Hay varias razones que explican este fenómeno y todas ellas tienen su origen en nuestro subconsciente, nuestro tipo de personalidad y nuestras experiencias anteriores.
De hecho, estas razones son bastante chocantes porque revelan el núcleo de nuestra verdadera personalidad y algunas cosas de las que parecemos carecer en nuestra vida, ¡pero que desconocíamos!
1. Nos entusiasma la emoción de la persecución
A veces ansiamos lo que no podemos tener sólo porque nos excita la emoción de la persecución.
Nos encanta la expectación y el misterio, y nos encanta ser los que luchan por conquistar a alguien.
Nos gusta buscar formas de seducirlas y convencerlas de que somos la persona adecuada para ellas.
Y a veces, cuando conseguimos convencerles y finalmente caiga para nosotrosdesaparecemos de su vida, en busca de otra persecución.
2. Satisfará nuestro ego
Nuestro ego es algo tramposo porque puede engañarnos para que hagamos cosas que nunca pensamos hacer.
A veces, nuestro ego puede engañarnos para que deseemos a quienes no podemos tener sólo porque pensamos que estar con ellos nos hará sentir mejor y satisfará nuestro ego.
Creemos que el juego de persecución y nuestros esfuerzos por ganarlos es lo que nos hará sentir superiores una vez que los consigamos.
Nuestro ego nos engaña haciéndonos creer que necesitamos conseguir algo (ganar a esa persona en concreto) para sentirnos bien con nosotros mismos.
3. Creemos que ser aceptados por ellos nos aportará un valor añadido
Nos dirigimos a personas concretas con cualidades y características que admiramos y pensamos que ser aceptados por ellas nos aportará un valor añadido.
Creemos que estar con ellos influirá en los demás para que nos vean de otra manera, mejor.
Básicamente, buscamos un atajo de autoaceptación que suele construirse durante años.
4. Luchamos contra la baja autoestima
Ansiamos a los que no podemos tener porque luchamos contra nuestra baja autoestima y conquistar a alguien que no podemos tener es como escalar una montaña y sentirnos verdaderos ganadores una vez que por fin llegamos a la cima.
La sensación de éxito y de ser merecedor de algo o de alguien es alimento para nuestra autoestima y por eso nos engañamos a nosotros mismos creyendo que ansiar y luchar por aquello que no podemos tener es lo único que nos ayudará a aumentar el nivel de nuestra confianza.
Véase también: Cómo aumentar su confianza en sí mismo y tener más éxito en la vida y en las citas
5. Nos atrae lo desconocido
Nos atraen por naturaleza las cosas desconocidas y misteriosas que hay que descifrar o con las que hay que esforzarse para comprender.
Nos atraen las cosas de las que no sabemos mucho y estamos sedientos de cada jugoso detalle sobre ellas.
Nuestro deseo de estar con alguien que no podemos tener se vuelve más fuerte que nuestra razón.
6. Queremos demostrarnos a nosotros mismos y a los demás que somos dignos de estar con ellos
A veces sólo queremos demostrarnos a nosotros mismos y a los demás que podemos hacerlo.
Queremos demostrar que podemos conquistar a quienes no podemos tener y que somos totalmente dignos de estar con ellos.
Creemos que nos los merecemos y por eso no nos detenemos tan fácilmente, pase lo que pase.
7. Queremos cumplir una fantasía
Los que no podemos tener forman parte de nuestra fantasía.
Soñamos con tener una vida perfecta con ellos y nos prometemos que haremos cualquier cosa para conseguirlo.
Imaginamos qué se sentiría al besarlas, hacer el amor con ellas y hacer de todo con ellas.
Se convierten en nuestro refugio seguro, lejos de nuestra dolorosa o aburrida realidad.