Dicen que lo único más peligroso que la guerra es el amor. Mucha gente lo discutiría, pero no serían los que tienen el corazón roto ni los que aman a alguien que tiene el corazón roto.
Si alguna vez has estado cerca de una chica a la que le han roto el corazón, sabrás de lo que estoy hablando. Si alguna vez has tratado de amar a una chica que tenía el corazón roto, usted sería capaz de ver lo que estoy hablando.
Si te fijas bien, la chica que crees que está bien, en realidad siente que se ahoga. Si te fijas bien, la chica que promete que está más que bien en realidad nunca se recuperó de su último desengaño.
Si te fijas bien, verás que la chica a la que le rompieron el corazón ya no es ella misma.
Esa chica a la que le rompieron el corazón es la mitad de la persona que solía ser. Ya no se alegra de las cosas pequeñas como antes. No sonríe como antes. No habla de la vida con la misma alegría ni de las cosas que le gustan con la misma chispa en los ojos.
Si te preocupas lo suficiente como para prestar atención, verás que a la chica a la que le rompieron el corazón le cuesta confiar en la gente.
Esa chica a la que le rompieron el corazón ya no deja entrar a la gente. Hace amigos, mantiene sus antiguas relaciones, pero siempre con un pie en la huida. En cuanto siente que alguien se ha acercado demasiado a su corazón, se echa atrás. Ya le rompieron el corazón una vez, no va a dejar que le vuelva a pasar.
Si te fijas bien, verás que los ojos de la chica a la que le rompieron el corazón están llenos de melancolía.
Esa chica a la que le rompieron el corazón lleva la tristeza escrita en la cara. Incluso cuando sonríe, su sonrisa es triste. Su sonrisa es su escudo, su mecanismo de defensa contra el dolor. Si la escuchas con atención, oirás la melancolía que no es capaz de ocultar.
La única forma de saber cómo se siente realmente es mirándola a los ojos.
Pero sus ojos siempre cuentan otra historia. Revelan sus verdaderos sentimientos. Cuentan las historias de cómo lloró hasta quedarse dormida pensando en todo lo que ha pasado con él y todo lo que podría haber pasado pero nunca pasó.
Pero una chica con el corazón roto nunca se queda rota para siempre.
Una chica con el corazón roto recoge sus pedazos rotos y los vuelve a pegar. Puede que las grietas siempre sean visibles, pero ella las lleva con orgullo. Lleva sus grietas como señal de que lo que ha pasado no la ha matado, sino que la ha hecho más fuerte.
La hermosa chica rota no se acuesta y acepta su derrota para siempre. Ella no será alejar a la gente para siempre. No estará rota para siempre. Volverá a estar completa.
La chica maravillosamente rota acabará recordando quién es y lo que una vez quiso de su vida. Y entonces irá a por ello.
La chica maravillosamente rota aún cree en el amor. Todavía quiere creer que hay chicos buenos ahí fuera. Le gusta pensar que al final conseguirá el amor que se merece.
Puede que aún no se haya recuperado de su último desengaño, pero lo hará. Ningún corazón se rompe para siempre.
Al final se recuperará y acogerá a nuevas personas en su vida y dejará atrás a quienes le hicieron daño.
Considerará su pasado como su maestro y no como algo que la define. Convertirá su dolor en su fuerza. Convertirá sus lágrimas en auténticas carcajadas y no habrá más dolor detrás de su hermosa sonrisa.