El truco del comportamiento desesperado es que la persona que lo realiza es la última en darse cuenta de los síntomas.
En realidad, te comportas así de forma inconsciente: te aferras a la otra persona en un intento de mantenerla cerca.
Sin embargo, estás consiguiendo justo lo contrario: Le estás permitiendo darte por sentadole estás dando permiso para que te trate como quiera y, en consecuencia, le estás ahuyentando.
¿Cuáles son exactamente las cosas que haces en las citas, sin ni siquiera ser consciente de ello, que te hacen parecer desesperado?
Llegar siempre primero
Seamos sinceros. ¿Cómo sería tu relación si no fueras tú la que mueve todos los hilos? ¿Sabrías algo de tu novio si no fueras tú la que inicia todo?
Puede que estés satisfecha con el hecho de que este chico casi siempre responda a tus mensajes, pero lo cierto es que eres tú la que se pone en contacto con él cada vez.
Tú eres la que le manda mensajes, le llama y le invita a salir. La que sigue proponiendo actividades juntos y se esfuerza por hacer que el tiempo que pasáis juntos sea lo más interesante posible.
Lo peor es que no dudas en enviarle dos o tres mensajes de texto cuando ignora tu mensaje inicial.
Básicamente, toda vuestra relación se basa en que tú le persigas y él acceda a quedar contigo de vez en cuando.
Para variar, prueba este experimento. No te acerques a él primero durante un par de días.
No te estoy sugiriendo que hagas esto para que él tenga miedo de perderte.
Sólo quiero que veas si él notará tu ausencia y será quien inicie el contacto, o vuestra relación se esfumará sin tu iniciativa.
Dar infinitas segundas oportunidades
Otra cosa que haces que te hace parecer desesperado en una relación es dar todas esas segundas oportunidades.
Cada vez que tu pareja comete un error del que sin duda es responsable, te mueres de ganas de perdonarle.
Ni siquiera tiene que ofrecerte una disculpa en condiciones: ya encontrarás una excusa para su comportamiento. La verdad es que quieres perdonarle aunque no te pida perdón.
Así que buscas indicios de su arrepentimiento y le absuelves de sus pecados. Finges que algo que hizo no te hizo tanto daño y que todo va bien, aunque claramente no sea así.
Pues déjame decirte que este comportamiento no pasa desapercibido. De hecho, al hacer esto, solo le estás dando luz verde a este hombre para que siga haciéndote daño, sin ninguna consecuencia.
Actividad en las redes sociales
Mucha gente te dirá que las redes sociales no significan nada cuando se trata de relaciones románticas.
Al fin y al cabo, hay muchas parejas que no promocionan su amor en las redes sociales y, sin embargo, tienen los romances más felices en la vida real.
Sin embargo, te guste admitirlo o no, lo cierto es que una gran parte de las citas modernas giran en torno a las redes sociales.
Precisamente por eso, tu actividad allí puede ser un indicador de tu comportamiento desesperado.
Lo único que tienes que hacer es comparar tu comportamiento y el de tu pareja.
Para que quede claro, no estamos hablando de un hombre que simplemente no utiliza ninguna de las dos plataformas sociales o que no es más que un espectador pasivo.
Hablamos de un tipo que publica historias de Instagram y Snapchat. Un hombre que sigue a un montón de chicas y está claramente preocupado por su reputación en las redes sociales.
Sin embargo, no apareces por ninguna parte en sus perfiles. Es como si ignorara tu existencia y le importara un bledo lo que puedas estar haciendo allí.
Tú, en cambio, eres el primero en ver sus historias, le das a me gusta y comentas todas sus actualizaciones de estado y fotos, y todo lo que publicas va dirigido a él.
Demasiado disponible
Una de las señales más evidentes de que estás desesperada es que siempre estás disponible. No sabes decir "no" y estás dispuesta a mover montañas con tal de ver o complacer a ese hombre.
No, no estoy diciendo que usted debe participar en juegos mentales y decirle que estás ocupado cuando en realidad no lo estás.
No te estoy aconsejando que te hagas la dura y reprogrames tus planes en el último minuto sólo para jugar con su cabeza.
Sin embargo, tampoco deberías demostrarle que siempre puede tenerte a su disposición. Tan pronto como este hombre se mueve una pulgada hacia usted, usted está listo para correr a sus brazos.
Tú eres la que encuentra tiempo para verle, puedes hacerle un hueco en tu agenda y cancelas planes por su bien. Por el contrario, él nunca te devuelve el favor y sigue tratándote como su último recurso.