No hay nada peor que arrepentirse de las propias decisiones y, si no estás seguro de tomarlas, volverán y te perseguirán el resto de tu vida.
¿Cómo lidiar con alguien que significó el mundo para ti y ahora es sólo un recuerdo lejano?
¿Y cómo lidiar con ellos cuando se den cuenta del error que supuso dejarte marchar?
A veces necesitan perder lo que tienen para darse cuenta de lo que tenían.
Y es entonces cuando le entra el pánico de haber cometido el error de su vida.
Lo primero que se le ocurre es acercarse a ti y rogarte que le perdones.
Es difícil pensar racionalmente cuando se trata de esto porque nunca se puede estar completamente seguro de que haya cambiado.
Nunca podrás aceptar el hecho de que fuiste una segunda opción para quien una vez fuiste una prioridad.
Es difícil entender la avaricia de la gente por poseerlo todo y querer siempre más.
Les des lo que les des, no quedarán satisfechos. Y esa es la maldición de ser humano.
Cometes un error, buscas el perdón, vuelves a equivocarte y así sucesivamente. Pero, ¿dónde están los límites en todo esto?
¿Deberías aceptar sus disculpas y dale una segunda oportunidad? ¿O deberías descartarlo y seguir adelante con tu vida? Como siempre, la elección es tuya.
Párate a pensar en lo que realmente quieres.
Eres tú quien tiene que sopesar todos los pros y los contras de tu decisión y eres tú quien tiene que vivir con esa decisión.
¿Qué es lo que quieres? ¿Todavía sientes algo por él?
¿Crees que ha cambiado y que está totalmente arrepentido de su comportamiento pasado? ¿Estará contento con su decisión?
Lo único a lo que debes prestar atención es a cómo te hace sentir esta decisión.
¿Te imaginas de nuevo con él o serías más feliz si dejaras todos tus recuerdos con él en el pasado?
Saber lo que realmente quieres te ayudará a tomar una decisión acertada que influirá en tu futuro.
Y nunca debes dar por sentado tu futuro.
Si quieres que vuelva, haz que demuestre que ha cambiado.
Si has decidido darle una segunda oportunidad, primero asegúrate de que te demuestra que la merece.
Haz que se esfuerce por arreglar lo que ha hecho mal en el pasado y dile que ésta será su última oportunidad para convencerte de sus intenciones.
Asegúrate de que conoce el peso de sus malas acciones y sólo entonces acéptalo de nuevo en tu vida.
Si no se da cuenta de la gravedad de sus actos, darle una segunda oportunidad será en vano.
Haz que se dé cuenta de lo que ha perdido y que se esfuerce por volver a merecerlo.
No dejes que nadie te dé por sentado porque te mereces algo mucho mejor.
Hazle ver que te mereces algo mejor y si él no está dispuesto a dártela, la encontrarás en otra parte y él nunca tendrá otra oportunidad de demostrar su valía.
Nada duele tanto como una oportunidad perdida. Con todo esto en su mente, tendrá una idea de lo que pasa por tu cabeza.
Sabrá que esta vez la ha cagado de verdad y se esforzará por arreglarlo y volver a ganarse tu corazón.
Y si no lo hace, sabrás que simplemente no está destinado a permanecer en tu vida.
Si no quieres que vuelva, demuéstrale que eres una persona más grande de lo que él nunca será.
Si más bien decides que no quieres nada con él, díselo amablemente y explícaselo con calma.
No le grites ni muestres tu rabia porque no tendrá sentido. En primer lugar, ¿por qué te enfadarías?
Si estás contenta con tu decisión, no tendrás ganas de enfadarte con él porque estarás contenta con lo que has decidido.
Y así sabrás que has tomado la decisión correcta.
Demuéstrale que sigues teniendo un gran corazón y que él no es digno de él. Así se dará cuenta de lo que ha perdido y nunca podrá olvidarlo.
Nunca podrá olvidarte y ese será su mayor castigo.
Harás que se dé cuenta de lo que se siente cuando te rechazan cuando deseas algo de todo corazón.
Y te darás cuenta de que no hay errores; los errores son sólo lecciones que hay que aprender.