¿Por qué ahora? ¿Por qué recuerdas que me echas de menos ahora? Cuando todo terminó. Cuando decidí que ese adiós era el último. ¿Dónde estabas antes?
¿Dónde estabas cuando deberías haber estado a mi lado? ¿Cuando te echaba tanto de menos que era incapaz de respirar? ¿Cuando lloraba hasta dormirme?
¿Cuando me rompía en millones de pedacitos y sólo necesitaba tu abrazo para salvarme?
Dices que me echas de menos. Dices que me quieres. Dices que no sabías lo que tenías cuando lo tenías, cuando yo aún era tuya. Dices que lo sientes y que desearías poder volver atrás. Dices muchas cosas ahora cuando es demasiado tarde para decirlas. Y sé que si te diera una oportunidad más sólo desperdiciarlo.
Estás siendo nostálgico, recordando los viejos tiempos. Recordándome esos momentos perfectos de felicidad. Atrayéndome de nuevo al mundo de la esperanza.
Aquella en la que podríamos lograrlo. Con el que aún sueño en secreto. Un mundo en el que podríamos ser felices para siempre.
Pero hace mucho tiempo que dejé de creer en cuentos de hadas. No puedo olvidar los días malos. No puedo olvidar todo lo que me hiciste pasar. No puedo porque todavía duele.
Cuando miro atrás ahora, me doy cuenta de que me causaste más angustia y dolor que felicidad y alegría. No debería ser así. Sé que no todo debe ser perfecto, pero tampoco debería ser tan difícil.
No me apreciaste cuando me tuviste. Me diste por sentado. Hiciste un defecto de mi bondad. Usaste el amor que te tenía en mi contra.
Me dabas lo justo para aferrarme a ti, pero nunca lo suficiente para que pudiera decir con certeza que eres mía. Te echaba tanto de menos cuando estábamos juntos.
Me dedicabas sólo fracciones de tu tiempo. Te olvidabas de mí durante días. Me ignora mis mensajes. De repente, volvías con una excusa tonta que yo no entendía. Y en realidad no te creí. Era sólo que mi deseo de estar contigo superaba todo lo demás.
Así que permití que continuaran las mentiras. Cuando me hartaba, me enfrentaba a ti, pero tú le dabas la vuelta a la historia para que fuera yo quien te pidiera perdón por algo que no había hecho.
Te hiciste la víctima de las circunstancias y de mi capacidad para sacar conclusiones precipitadas. Me hacías sentir culpable y funcionaba.
Nunca estuviste ahí cuando te necesité. Sólo me querías feliz y sonriente. Pero sólo soy humana. Me rompo bajo presión y la vida no siempre es una canción de cuna.
Deberías saberlo. Tuviste algunas fases malas mientras estuvimos juntos y yo siempre estuve ahí para que te apoyaras. Siempre era yo la que lo intentaba, la que hacía lo imposible por ti por nosotros. ¿Por qué no podías hacer tú lo mismo?
Actuabas como si yo fuera irrelevante; como si te debiera algo. Como si yo fuera algo que manipular y controlarl fácilmente.
Me trataste como un felpudo hasta que me agotaste por completo. Hasta que no pude aguantar ni un segundo más este juego de frío y calor que estabas jugando y hasta que no pude escuchar más tus mentiras.
Me prometiste el mundo pero nunca fuiste más allá de las promesas. Me contabas todas esas historias de que necesitabas más tiempo, de que tenía que ser indulgente contigo porque ibas a cambiar, de que me ibas a tratar mejor.
Me dijiste que tenía que ser más comprensiva y paciente y lo tendríamos todo. Si me hubiera quedado, habría esperado para siempre.
Sólo eras bueno con tus palabras, un buen contador de historias, un creador de cuentos de hadas que me ilusionaba y en realidad no me daba nada. Esa fue tu intención todo el tiempo, alimentarme con mentiras y esperar que continuara para siempre.
Esa también es tu intención ahora. Ahora me echas de menos. Me quieres de vuelta, pero en el momento en que cediera y volviera, volverías a las andadas. No me apreciarías si me tuvieras de vuelta.
Y ya es demasiado tarde para arreglar las cosas equivocadas, para cambiar como siempre prometiste que harías, para tratarme mejor y amarme sin contenerte.
Seguí adelante, o mejor dicho, estoy en el proceso de superación porque aunque no vuelva contigo, eso no significa que mis sentimientos hayan desaparecido. Siguen ahí, pero sé que un día no serás más que un recuerdo lejano.
Me echas de menos ahora pero me echaba de menos cuando estaba contigo. Echaba de menos mi sonrisa. Echaba de menos sentirme segura y querida.
Echaba de menos que me trataran como merezco. Te eché de menos a ti, el tú que conocí una vez. Así que entiende cuando digo que es demasiado tarde para echarme de menos ahora.