Cuando amas a alguien, lo amas hasta el final. Lo amas en las buenas y en las malas, en las buenas y en las malas.
No le quieres sólo cuando todo va bien y cuando la vida es bella. Porque cuando amas de verdad a alguien, te quedas a su lado pase lo que pase.
Te quedas con ellos aunque no sea fácil y aunque el único impulso que tengas sea huir y esconderte de todo.
Sí, la verdad es que el amor es hermoso y que no debería complicarte la vida. Pero debes tener en cuenta que el amor no es un cuento de hadas en la vida real y que siempre estará lejos de ser perfecto.
Porque a veces, la mierda simplemente sucede.
Y cuando ocurre, es cuando se pone a prueba la fuerza y la profundidad de tu amor por la otra persona. Porque el amor es un viaje, no un destino.
Y hay que trabajar duro. Hay que trabajar y luchar por ello. Necesita esfuerzo, energía y muchos sacrificios.
Y lo que es más importante, requiere el mismo grado de compromiso tanto en los días buenos como en los malos.
Porque uno no se aleja de alguien a quien ama así como así. No les dejas colgados cuando algo es demasiado para ti.
No les des la espalda en cuanto las cosas se pongan feas.
Y eso fue exactamente lo que le hiciste a esta chica. La abandonaste cuando más necesitaba tu apoyo.
La abandonaste sin luchar, y la dejaste, cuando lo único que ella necesitaba era que te quedaras. Y eso no se le hace a alguien que amas.
Porque cuando quieres a alguien, vas por la vida hombro con hombro con él. Le demuestras que puede contar contigo y que siempre serás su compañero de fatigas.
Cuando amas a alguien, lo amas en su totalidad, no sólo en las partes que te gustan y te convienen. La aceptas con todos sus defectos e imperfecciones.
Aceptas todos sus problemas como propios y os ves a los dos como un equipo.
Cuando alguien te importa de verdad, eres consciente de que las cosas entre los dos no siempre serán fáciles. Comprendes que vuestra relación pasará a veces por momentos difíciles.
Y cuando lo hace, en lugar de echarte atrás, es cuando más luchas por mantener vivo tu amor. Es entonces cuando pones todo tu empeño y toda tu energía en superar esta crisis.
Es cuando demuestras a tu pareja que crees en los dos.
Cuando quieres a alguien, le quieres igual cuando está en su mejor momento y cuando están en su peor momento.
Les tomas de la mano en las buenas y en las malas, y no huyes a la primera señal de problemas.
No escapas cuando necesitan que te cuiden, cuando necesitan ayuda o simplemente un hombro sobre el que llorar.
No huyes cuando anhelan tu apoyo y cuando lo único que necesitan es que les asegures que no te vas a ir a ninguna parte.
En lugar de eso, permaneces a su lado y les demuestras que les cubres las espaldas. No actúas como si sus problemas no fueran de tu incumbencia, y ni se te pasa por la cabeza abandonarlos.
Cuando quieres a alguien, no desapareces cuando más necesita tu presencia.
No te acobardas y les demuestras que los dos superaréis todas las dificultades y obstáculos de la vida, siempre que estéis juntos.
Y esto es algo que nunca has hecho por esta chica. Nunca le has demostrado que puede confiar en ti, y nunca has luchado por vuestra relación.
Es fácil permanecer en la vida de alguien cuando todo va bien. Fue fácil para ti estar con esta chica mientras todo era azúcar y especias.
Pero hacía falta un hombre de verdad que estuviera a su lado y fuera su fuerza.
Y obviamente, no fuiste lo suficientemente hombre para el trabajo. En vez de eso, actuaste como un cobarde que huyó cuando ella necesitaba que le cogieras la mano.
Así que no, nunca la quisiste lo suficiente. Porque no das la espalda a los que amas de verdad.