Año nuevo, yo nuevo.
¿Cuántas veces ha oído esta frase?
¿Cuántas Nocheviejas has pasado jurándote a ti mismo que el año siguiente representará tu mejor año? nuevo comienzo y una oportunidad para empezar a hacer las cosas de otra manera?
¿Cuántas veces te has prometido a ti mismo y a los demás que cambiarás en el momento en que el reloj marque la medianoche?
¿Que enterrarás a tu antigua yo, la que seguía dejando entrar en su vida a las personas equivocadas, no dormía lo suficiente, llevaba una dieta inadecuada, llevaba una vida poco saludable, no se cuidaba como debía, dejaba las cosas para más tarde y, en general, tomaba malas decisiones?
¿Cuántas veces ha escrito sus propósitos de Año Nuevo? ¿Y cuántas veces las ha cumplido?
Cuántas veces has jurado que éste será el año en que por fin empezarás a hacer ejercicio y a ir al gimnasio, cortarás todos los lazos con tu pasado y olvidarás tu ex tóxico ¿o por fin deshacerte de ese jugador que te ha estado abandonando y volviendo a tu vida a su antojo?
¿El año en que aprobarás ese examen que llevas años esperando, harás ese viaje con el que sueñas desde que tienes uso de razón, te desharás de todos tus falsos amigos?
¿El año en que harás algo para cambiar tu trabajo de mierda y por fin te pondrás a ti mismo en primer lugar? ¿En el que aprenderás la importancia del autocuidado y del amor propio?
¿Cuántos nuevos comienzos ¿tenías realmente? ¿Cuántos 1 de enero has esperado con impaciencia para hacer cambios cruciales en tu vida?
Sería imposible siquiera contarlo, ¿verdad?
Cuando se acerca diciembre y el fin de año, uno siempre se hace ilusiones.
Decides firmemente pasar página, empezar a trabajar en tu desarrollo personal y poner tu vida en orden.
Sin embargo, ¿qué ocurre?
Se te pasa la euforia del Año Nuevo, vuelves a tus viejos hábitos y rutinas diarias y, antes de que te des cuenta, te has olvidado por completo de tus propósitos. .
Eso es todo, hasta que otro diciembre llame a tu puerta.
Otro diciembre en el que vuelves al punto de partida y te arrastras a este círculo interminable de promesas vacías que, de alguna manera, siempre acaban en decepciones.
¿Qué le hace pensar que esta vez las cosas serán diferentes?
No me malinterpretes. No digo que no tengas lo que hay que tener para transformarte en la mujer que deberías llegar a ser.
No estoy afirmando que no poseas la fuerza interior y la capacidad necesarias para tomar decisiones importantes sobre tu vida y atenerte a ellas.
De hecho, sólo intento abrirte los ojos y que te des cuenta de que las cosas no mejorarán instantáneamente sólo porque creas que estás cerrando un capítulo de tu vida en el momento en que un año viejo llega a su fin.
Papá Noel no vendrá con una varita mágica a hacer el trabajo sucio por ti, por mucho que te gustaría.
Eres tú quien tiene que hacer estos cambios, sin ayuda de nadie.
La que tiene todo el poder en sus manos y la única que puede cambiar su vida a mejor.
Eres el único responsable de tu propio destino y el creador de tu propia felicidad.
La que tiene que tomar cartas en el asunto y esforzarse de verdad por marcar las diferencias.
Así que, sí, existe la posibilidad de que este nuevo año de tu vida sea mejor que cualquiera de los anteriores.
Existe la posibilidad de que sea tu punto de inflexión, pero eres tú quien tiene que hacer que lo sea.
Es tu responsabilidad cumplir tus propias expectativas y de ti depende transformar tus sueños en realidad.
Depende de ti cambiar tus patrones de comportamiento y darte cuenta de que no se puede seguir haciendo lo mismo con la esperanza de obtener un resultado diferente.
De ti depende esforzarte por ser mejor y mejorar tu calidad de vida.
Depende de ti empezar a perseguir tus propios objetivos y sueños, sin esperar que otro lo haga por ti.
Es tu responsabilidad no repetir tus errores ni permitirte insistir en el pasado.
De ti depende empezar a vivir tu vida, en lugar de limitarte a planificarla.
Por supuesto, nada de esto puede suceder de la noche a la mañana. Sin embargo, ocurrirá si decides dedicarle toda tu energía, tiempo y esfuerzo.
Además, no hace falta ver un cambio de calendario para que ocurra ninguna de estas cosas.
No tiene que esperar al 1 de enero, ni siquiera al próximo lunes, para empezar a trabajar en estos cambios.
Si realmente te apetece, ¿qué sentido tiene esperar? ¿Por qué no empezar ahora mismo?