Cuando termina una mala relación, estamos tan agotados y tan exhaustos que no queremos saber nada del amor. Juramos por todo lo sagrado que no volveremos a enamorarnos. Una mala relación fue una lección aprendida pero no queremos oírlo en ese momento. Así que construimos muros alrededor de nuestros corazones tan altos que nadie podría escalarlos.
Miramos las relaciones rotas como si fueran el fin del mundo tal y como lo conocemos. Son malas. Feas. Duele. Son todo menos bonitas. Nos dejan hechos un lío y sintiéndonos como un desastre andante.
Nos olvidamos del significado del tiempo en nuestras vidas. El tiempo es la cura más significativa para todo. El tiempo nos hace ver las cosas desde otra perspectiva. Cuando nos distanciamos de la negatividad que causaron las personas equivocadas, somos capaces de ver por qué un
un corazón roto podría ser lo mejor que nos ha pasado.
En primer lugar, hemos aprendido la lección. Puede que no queramos darnos cuenta, pero lo hicimos. Nunca aprendemos nada en la vida cuando todo es arco iris y sol. Aprendemos de las lluvias y las tormentas. Aprendemos de nuestros errores. Aprendemos dónde nos equivocamos para no cometer los mismos errores la próxima vez.
Por supuesto, siempre habrá errores que cometeremos tres, cuatro, cinco veces sólo para asegurarnos de que son realmente errores. Eso también es algo de lo que no debemos arrepentirnos. Nos comportamos como sentimos en ese momento y nos mantuvimos fieles a nuestro corazón.
A veces tardamos más en darnos cuenta de que estamos metidos en algo malo. A veces estamos demasiado cerca para ver que alguien no nos conviene.
La lección más importante que aprendimos aquí es que a veces no podemos confiar en nuestro corazón para tomar decisiones: también tenemos que llevar nuestro cerebro con nosotros. Porque el corazón puede engañarnos. Nos hace ver las cosas con lentes color de rosa. Nos hace perdonar cuando las cosas no se pueden perdonar. Nos hace olvidar lo inolvidable.
Pero cuando nos distanciamos de la persona equivocada, sólo entonces podemos ver en qué nos equivocamos. Es entonces cuando podemos ver con claridad. Es entonces cuando todo empieza a tener sentido.
Nunca deberíamos arrepentirnos. Todas las lágrimas, el sudor y la sangre que derramamos todas las veces que fracasamos valieron la pena. Lo intentamos. El chico equivocado estaba ahí para hacernos ver lo que no es el amor.
El amor no es lo que tenías con él. El amor no es unilateral. El amor es un trabajo duro, pero no un sacrificio constante. El amor no debe herir, debe ser amable. El amor no es lo que alguien dice, sino lo que alguien hace.
Con la persona equivocada, el momento siempre será inoportuno. Siempre será demasiado pronto para ciertas cosas. Nunca estará preparado. No estará listo para darlo todo. No estará listo para comprometerse. Cuando entre en razón, será demasiado tarde para ti. Siempre será demasiado tarde para que él cambie. Porque serás otra persona sin él.
No dejes que una mala relación te cierre el corazón. Derriba esos muros que construiste por culpa del chico equivocado. No dejes que te aleje de la correcta. No dejes que influya en tu vida.
Ten en cuenta que una mala relación era inevitable. Hay algo gratificante en aprender sobre ti mismo a través del dolor que te causó la persona equivocada. Agradece que ocurriera porque aprendiste. Da gracias por haberte librado de él a tiempo.
Tenías que estar con el tipo equivocado para poder reconocer al correcto cuando apareciera. Tuviste que estar con el tipo equivocado para no tener dudas cuando se te presente el correcto.