Reconozcámoslo: todos queremos amor. Y no cualquier tipo de amor: queremos un amor incondicional, único en la vida, que no se desvanezca con el tiempo.
Queremos encontrar nuestra alma gemela, nuestra pareja hecha en el cielo, la que está destinada a ser nuestra y nuestra persona para siempre, todo en una sola persona.
No me malinterpretes: no estoy diciendo que la búsqueda del amor deba ser lo único que dé sentido a tu existencia ni que el amor sea lo único importante en el mundo.
Especialmente no te estoy diciendo que no puedes estar completa por ti misma y que necesitas amor para realizarte.
Pero lo cierto es que, en algún momento de nuestra vida, todos queremos encontrar a esa persona especial con la que compartirla.
Alguien que hará que todas nuestras dificultades parezcan llevaderas y que todos nuestros retos tengan solución.
Alguien sólo para estar a nuestro lado para atraparnos cuando estamos a punto de caer y que nos coja de la mano, diciéndonos que todo irá bien cuando perdamos toda esperanza.
Y tú no eres una excepción. No tienes miedo a estar solo y hace tiempo que abrazaste tu vida de soltero.
Sabes lo que quieres y no eres una chica que esté dispuesta a conformarse con menos así que, obviamente, ni se te pasa por la cabeza encontrar a alguien así que no estás sola.
En lugar de eso, sólo quieres encontrar una conexión duradera, un hombre cuyo amor te haga sentir como en casa y un hombre que siempre se esfuerce al máximo para siempre recordarte cómo se sienten las mariposas.
Aunque no quieras rebajar tu nivel de exigencia (y no deberías), no buscas a un hombre perfecto porque tú tampoco te consideras perfecta.
Eres consciente de tus imperfecciones y sólo quieres que alguien te acepte tal y como eres, sin intentar cambiarte.
Sólo quieres a alguien que te comprenda y que te corresponda, pase lo que pase.
Alguien con quien envejecer y que esté a tu lado en las buenas y en las malas.
Pero ese amor que esperas no llega, por mucho que sigas buscándolo.
Lo único que consigues son tipos inmaduros que no aprecian todo lo que tienes que ofrecer y que no te dan nada a cambio.
Naturalmente, no puedes evitar preguntarte cuál es el problema. Ves a todas esas parejas felices por todas partes y parece que tú eres el único que no encuentra el amor.
¿Tienes tú la culpa? ¿Estás destinado a morir solo? ¿No estás destinado a ser amado?
Pues déjame decirte una cosa: el amor vendrá a ti. Y sucederá cuando menos te lo esperes.
Entrará en tu vida cuando la abandones por completo y cuando dejes de buscarla.
Ocurrirá cuando estés realmente preparado para ello y cuando dejes de darle vueltas a la cabeza.
Cuando dejes de darle vueltas y la desesperación te abandone por completo, llegará el amor.
Una mañana, cuando aceptes que nunca encontrarás tu alguien especial el verdadero amor llamará a tu puerta y te traerá todo lo que esperabas y más.
Hay que entender que nada ocurre cuando queremos que ocurra.
Lo mismo ocurre con el amor. El amor tiene el momento perfecto y si todavía no te ha llegado, sólo significa que aún no estás preparado para ello.
Así que deja de esperar. Deja de compararte con los demás a tu alrededor y deja de obsesionarte con tu estado sentimental.
En lugar de eso, esfuérzate por convertirte en la mejor versión posible de ti mismo. Regala todo ese amor que no has ocultado a nadie más que a ti mismo.
Para variar, sé egoísta. Céntrate en mejorar y mimarte.
Y, lo más importante, ámate y respétate a ti misma como esperas que lo haga un hombre.
En lugar de estresarte y pensar demasiado en el futuro, intenta dejarte llevar por la corriente.
No analices el pasado, no pienses demasiado en el futuro y vive el momento presente.
Relájate y deja que el amor te encuentre, en lugar de buscarlo. Te garantizo que uno de estos días, lo hará.