Imagínatelo con ella. Espera. No. No lo hagas.
No puedes soportar la idea, así que acabas odiándote por creerle, por quererle, por dejar que forme parte de tu vida.
Pero ninguna de esas cosas importa hoy porque tu mente sólo es capaz de centrarse en "ellas".
La forma en que podría estar tocándola con esos brazos que antes exploraban cada centímetro de tu cuerpo.
Ahora es suyo y le está contando la misma historia de su vida que una vez te contó a ti: cómo creció, cómo le quería su madre y cómo su padre siempre estaba trabajando.
Pero por mucho que lo pienses, sabes que ni ella ni ninguna otra mujer serán nunca iguales a ti.
Nunca encontrará una mujer como tú. Quizá pienses que no somos criaturas tan únicas y que él habrá visto algo especial en ella.
Pero créeme, te recordará, y deseará que cada mujer que toque seas tú.
Nunca más habrá una mujer tan cariñosa y atenta que bailara cada vez que él llegaba a casa. ¡Porque tú hiciste eso!
Tu felicidad siempre se mostraba cuando él estaba cerca de ti.
La forma en que le dabas la bienvenida cada día le hacía sentir que no había más hogar que tú.
Por alguna razón, pensó que tenía que dejarte, que tenía que distanciarse, y lo hizo, dejándote sola y vulnerable. Te dejó rota y magullada.
Pero nunca olvidará que en tus brazos se sentía como en el cielo.
Fuiste tú quien apoyó todos sus sueños más salvajes y todas sus ambiciones. Fuiste tú quien le dio la motivación y el coraje para luchar por lo que creía.
Nadie habría hecho por él lo mismo que tú. Por eso tienes que recordar que te echará de menos. Pensará en ti, y sólo te querrá a ti.
¿No eras tú la que se quedaba despierta toda la noche para ver si iba a volver a casa sano y salvo? Esperabas ese mensaje, esa llamada, en la que te dijera que estaba bien.
Siempre le recordabas que nunca condujera borracho ni se metiera en peleas, pero él seguía a lo suyo, y está bien que te preocuparas.
El caso es que llamaba muy poco. Se olvidaba de ti porque su mayor problema era que estaba abrazado al retrete en el suelo del baño.
Pero le perdonaste. ¡Lo perdonaste todo! No hay mujer lo suficientemente fuerte para hacer eso.
No hay mujer que lo amo tan incondicionalmente como tú lo hiciste.
Le perdonaste incluso a veces cuando no se lo merecía, cuando sabías que no debías, pero aun así lo hiciste, ¡porque le querías demasiado!
Si hay algo que echará más de menos, ¡será cómo le entendías!
Nunca le acusaste de nada, ni le hiciste dar explicaciones. Creías en él; confiabas en él.
Ahora puede parecer que fuiste ingenua, pero él siempre pensará en eso, y cada vez que tenga una pelea con ella, hablará de ti y de cómo le entendiste mejor.
Comprendías cada uno de sus fracasos, triunfos y miedos. Incluso en los momentos en que no se entendía a sí mismo, estabas ahí para él.
Nunca llegará una mujer a su vida que pueda superarte porque incluso le conociste cuando estaba enfermo.
No había nadie más que tú para cuidar de él. Siempre fuiste tú, y siempre serás sólo tú.
Así que no llores por un amor perdido. No llores porque te dijo que podía ser más feliz con otra persona.
Ninguna de esas cosas importará en un momento dado. Ninguna de esas cosas será importante porque te olvidarás de él y seguirás adelante.
Pero no puedo decir lo mismo de él. Sólo podrá pensar en ti. Pero será demasiado tarde.