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Estar roto no es culpa tuya, pero recuperarte es tu responsabilidad

Estar roto no es culpa tuya, pero recuperarte es tu responsabilidad

Sólo querías a alguien a quien amar y alguien que te amara, ¿verdad?

Sólo querías ser suyo para siempre, algo que durara para variar.

Pero esta historia no resultó como esperabas.

No es culpa tuya que te enamoraras de alguien que no supo tratarte bien. 

No es culpa tuya que te hiciera tanto daño. 

No es culpa tuya haber elegido al equivocado; todos pretenden ser perfectos al principio. 

No podías ver que este lío acabaría evolucionando. Estabas cegado por el amor que sentías por él. 

No hiciste nada malo. No te culpes. Esa es sólo su voz dentro de tu cabeza diciéndote que tú eres el culpable.

Eso es sólo su pésimo comportamiento hacia ti que te hizo sentir que no eres suficiente. 

Era más fácil echarte la culpa a ti que reconocer que lo que había hecho estaba mal.

Era más fácil encontrar los defectos en ti que admitir los suyos. 

Exigía respeto, pero nunca te lo mostró. Quería que le quisieras, pero nunca supo corresponderte.

Quería que dieras lo mejor de ti mientras él daba lo peor. 

El mal en él dominó al bien y tú acabaste pagando el precio más alto. 

Te rompió emocionalmente, puede que incluso físicamente. Te trató como nadie merece ser tratado. 

Te mostró su lado bueno e hizo que te enamoraras de él. Luego te mostró el infierno y te hirió como nunca nadie lo había hecho.

Todo lo que ha pasado es culpa suya, no tuya. 

Esto es lo que hace, juega este juego demasiado bien. No tenías ninguna oportunidad. Un cordero nunca tiene oportunidad cuando se enfrenta a un león.

Ahora estás dolido, tu corazón sangra pero no dejes que el dolor te consuma. Enfréntate al dolor, lucha porque curarte a ti mismo es tu mayor tarea. 

No tuviste nada que ver con que él te rompiera pero ahora tienes todo que ver con reparar lo que él rompió.

Es su responsabilidad recoge esos pedazos rotos de tu corazón y de tu alma y pegarlas de nuevo.

Pégalos tan firmemente que nadie pueda destruirlos nunca más. 

Esta es su oportunidad. Es hora de que un cordero muestre al mundo de qué está hecho. Es hora de que demuestres a los demás que no eres tan frágil como suponían.

Se trata de que tomes las riendas de tu vida y pases página. Estás en la zona cero y no hay otro sitio al que ir que hacia arriba.  

Elígete a ti mismo. Empodérate. Volver a levantarte será, de hecho, tu victoria. Es hora de mostrarle cómo brilla un corazón roto.

Deja de pensar en lo que pasó, deja de pensar en él y en todo lo que podría y debería haber pasado, en todas esas cosas que pasaron y que nunca debieron pasar. 

Ya no sale en la foto. No es importante. Sus acciones dolerán menos y menos con cada día que pase.

No es más que un sentimiento pesado en tu corazón, que te hace daño incluso cuando no está ahí.   

No permitas que las cicatrices que dejó controlen tu vida. Busca en ti mismo ser mejor que eso. No permitas que siga teniendo poder sobre ti. 

La vida no siempre es justa y no salimos de ella sin cicatrices. Pero nuestras cicatrices son recordatorios de nuestra fuerza, de nuestra ferocidad. 

Tus cicatrices te marcarán el camino a partir de ahora. Te mostrarán los patrones, te permitirán reconocer a la gente como él y no enamorarte nunca de nadie así.

Tus cicatrices están ahí para contar la historia de lo mucho que te golpeó y magulló la vida, pero sobreviviste.

Sobrevivirás y llevarás esas cicatrices como medallas después de una guerra. 

Tú eres un luchador, tú eres tu propio sistema de apoyo, tú eres el que tiene el poder de levantarte cuando te sientes mal. 

Las mañanas son un infierno para ti ahora, lo sé. Pero cada día que elijas no dejar que te domine, empezarán a ser menos un infierno.

Día a día. Decisión a decisión... Toma esa pelea.

Las noches intentarán asfixiarte, tus lágrimas serán tu mayor enemigo hasta que las conviertas en tu aliado.

Deja que vengan. No los retengas. Con el tiempo, dejarán de venir. Elige esa batalla.

Motívese y haz que cada día cuente. Recuerda que naciste para ser feliz en esta vida, así que persigue esa felicidad. 

Coge un bolígrafo, rasca el pasado y empieza a escribir un nuevo libro titulado "CONSTRUIR MI VIDA A PARTIR DE LO RASGADO Y ENCONTRAR EL AMOR PROPIO".

Empieza una nueva vida y no le hagas parte de ella. Piensa en lo que necesitas conseguir y dónde quieres estar en el futuro. 

Toma la decisión de ponerte a ti primero y cúmplela. Haz cosas que te hagan sentir bien. Acércate a tus seres queridos. Acumula fuerzas. 

No pierdas ni un segundo de tu precioso tiempo repasando el pasado. Concéntrate en el ahora y en el mañana, porque el ayer es irrelevante. El ayer no se puede cambiar. 

Siempre estuviste destinada a alguien mejor que él.  

Nunca fue el elegido. Era todas las sombras del equivocado. Te mostró lo que el amor nunca debe sentir. 

Te mereces a alguien mejor...alguien genuino, honesto, cariñoso y amable. Alguien que te haga sentir segura y protegida en lugar de herida y asustada. 

Pero ni siquiera el hombre adecuado puede quitarte el dolor; todo está en tus manos. Todo depende de ti. 

Tú eres el responsable de tu curación. Eres tu propio superhéroe. Y vas a salvarte a ti mismo.

Lo harás, créelo con todo tu corazón. 

Un día encontrarás sentido en este caos y te darás cuenta de que, aunque no eres responsable de las cosas malas que te han pasado, te han formado como una mujer más fuerte y audaz que no permite que nadie le falte al respeto. 

No dudes de ti mismo. Tú puedes. Tómatelo día a día. El camino hacia la recuperación es largo, lleno de altibajos, pero merece la pena como ningún otro. En él, descubrirás tu mejor yo. 

Le tomó tiempo romperte, te tomará tiempo sanar. Pero tienes que recorrer ese camino.

Día a día. Paso a paso. Hasta que lo dejes kilómetros atrás, justo donde debe estar. Atrás. En el pasado.