1. Te conviertes en un fechador selectivo
Ya no vas a muchas citas porque has estado en demasiadas que parecían una mala historia de terror y no estás dispuesto a volver a pasar por eso.
Pero cuando tienes una cita, te gusta evaluar la situación.
Eso es algo natural porque ya has tenido tu ración de follamigos y tíos tóxicos durante toda una vida. Preferirías quedarte en casa relajándote y viendo Anatomía de Grey que lidiar con algún jugador.
2. No has renunciado a los hombres pero no te estresa la soltería
Te cuesta entender a las mujeres que se obsesionan con encontrar al elegido. Te diste cuenta de que cuanto más te obsesionas, más lejos estás de conseguir lo que quieres.
Aprendiste a valorar tu tiempo a solas; recuperaste la confianza perdida y aprendiste a esperar a alguien que te demostrará por qué no ha funcionado con nadie antes que él.
3. Aprendiste a ser tu propia prioridad
Antes anteponías las necesidades de los demás a las tuyas. Reconozcámoslo: eras un felpudo y ya no podías soportarlo más.
Pero aprendiste que ese no es el camino hacia la felicidad, así que empezaste a ponerte a ti primero.
No, no estás siendo egoísta. Simplemente te has dado cuenta de que tienes que apreciarte, mimarte y cuidarte.
La gente que te rodea aprende de tu ejemplo y te tratará como tú te tratas a ti mismo.
4. Te volviste muy protector con tus mercancías
Te has vuelto muy protector con tu cama y te gusta aprovechar todo el espacio que te proporciona. Aún no estás preparado para compartirla con nadie.
Te gustan tu espacio y tu tiempo y no dejas que nadie los perturbe. Has aprendido a apreciar tu paz interior y a exigir el respeto que mereces.
5. Te has acercado a personas que significan mucho para ti.
Tus amigos y tu familia siempre fueron tu prioridad, pero tienes más tiempo para ellos desde que eres solo. Su amor es puro e incondicional.
Siempre te cubrieron las espaldas y siempre estarán ahí para ti, por no mencionar que pasar tiempo con ellos es algo que te produce una enorme alegría, y eso es exactamente lo que necesitas.
6. Te mimas mucho
Hiciste tu propio lista de cosas que hacer antes de morir y pusiste ahí todas las cosas que siempre quisiste hacer pero nunca llegaste a hacer. Decidiste trabajar mucho y descansar y divertirte aún más.
Te has dado cuenta de que no hay mejor momento que ahora para ser feliz y de que eres la persona adecuada para ello. Así que vive, aprende, sonríe, viaja, sueña y haz lo que demonios quieras hacer con tu vida.
7. Ahora conoces la diferencia entre estar solo y sentirse solo
Has estado en una relación que te ha hecho sentir más solo de lo que nunca podrías sentirte estando solo. Por supuesto, estar solo no siempre es tan bueno, pero tampoco lo es estar en una relación.
Lo único que sabes ahora es que no quieres dormir al lado de alguien y sentirte solo. Prefieres esperar a alguien que mereces que conformarte con alguien equivocado.
Has aprendido que estar solo no da tanto miedo como sentirse solo.
8. Descubriste lo que es ser soltero y fabuloso
Tú creas tu propia felicidad. Haces lo que quieres cuando quieres. No tienes que adaptar tus necesidades a las de los demás.
No necesitas complacer a nadie. Descubriste cómo el amor propio puede ser uno de los sentimientos más gratificantes.
9. Te descubriste a ti mismo
El tiempo a solas es exactamente lo que te recetó el médico. Has aprendido un par de cosas sobre ti mismo y parece que lo seguirás haciendo el resto de tu vida, porque estás lleno de sorpresas.
La vida te hizo más fuerte y más audaz.
Aprendiste a confía en tu instinto y confía en esas banderas rojas que encuentres por el camino. En definitiva, te has dado cuenta de que eres increíble por dentro y por fuera.