Es importante recordar que podemos estar agradecidos literalmente por todo. Por supuesto, podemos estar agradecidos por nuestros amigos y familiares, por nuestra pareja o por nuestros hijos. Podemos estar agradecidos por nuestro trabajo, nuestra casa y nuestras mascotas. Pero también podemos estar agradecidos por un talento, una habilidad o nuestro don para consolar a los demás. E incluso por las pruebas y tribulaciones. Es importante adquirir el hábito de practicar la gratitud y acordarse de dar las gracias tanto por las bendiciones como por los retos.
Así es, puedes dar gracias por los momentos difíciles y por quienes te han causado dolor.
De hecho, es saludable aprender a dar las gracias por estas cosas. Aprender a expresar gratitud por experiencias que, de otro modo, podrían destrozarnos, nos ayudará a perseverar en los momentos más duros de nuestra vida y a llegar al otro lado relativamente indemnes y más fuertes, en lugar de debilitados en la batalla.
Se trata de cambiar nuestra perspectiva. En lugar de dejar que una persona, un lugar o una cosa nos desanime, podemos aceptar activamente nuestras pruebas y encontrar lo bueno entretejido en lo malo. Después de todo, hay algo bueno en cada situación, y lo encontraremos si profundizamos lo suficiente.
Es más fácil decirlo que hacerlo, ¿verdad?
Tal vez. Pero ser capaz de encontrar la positividad es un comportamiento aprendido del que podemos beneficiarnos y con el que podemos crecer. Albergar mala voluntad y resentimiento hacia quienes nos han hecho daño es literalmente malo para el alma. Puede perjudicar nuestra salud física, mental y emocional. Y si permitimos que perdure y supure en nuestro interior, seguirá haciéndonos daño mucho después de que el agresor haya abandonado su mente. Por lo tanto, nos quedamos vacíos y consumidos, cargando solos con el peso, porque la persona que lo provocó probablemente hace tiempo que se fue.
No sólo es injusto seguir sintiéndose afligido mucho después de que esto haya abandonado la mente del agresor, sino que sentirse así puede inducir una depresión duradera y problemas de ira que inevitablemente afectarán a las interacciones con los demás y limitarán nuestra capacidad de sentirnos socialmente conectados. Por lo tanto, empezaremos a desconectarnos del mundo que nos rodea -o éste se desconectará de nosotros- y el aislamiento total es el lugar más doloroso en el que podemos estar.
Entonces, ¿cómo podemos aprender a amar a nuestros enemigos, como se suele decir? ¿O, al menos, dar pequeños pasos para liberarnos del resentimiento de una vez por todas y alcanzar la paz interior?
Practicar mindfulness y heartfulness puede ayudar. El pensamiento consciente nos pide que consideremos cómo nos sentimos en el momento presente, y sólo en el momento presente. Se nos pide que nos controlemos a nosotros mismos. Si tenemos pensamientos difíciles, debemos aceptarlos tal y como son, sin juzgarlos. Por el contrario, debemos dar la bienvenida a la capacidad de procesar sin autocrítica para que podamos trabajar lo negativo.
Incluso los pensamientos negativos son útiles para crecer. Si permitimos que pasen por nuestra mente y reconocemos que están ahí en lugar de intentar descartarlas, podemos trabajar para cambiar nuestra perspectiva. Esconder la negatividad bajo la alfombra sólo la enmascara, en lugar de eliminarla.
Pensar con el corazón implica revisar el corazón y nuestro bienestar espiritual. Cuando consideramos los asuntos del corazón, la capacidad de practicar la gratitud adquiere una importancia especial. Esto se debe a que realmente existe el dolor de corazón. Tenemos que reconocer lo que hiere nuestro corazón y aceptar que el dolor existe para poder atravesarlo y empezar a eliminar las piezas dolorosas. Este dolor, al igual que los pensamientos dolorosos que entran en nuestra mente, no debe ser simplemente suprimido. Hacerlo sólo permitirá que se vuelva insoportable y que el caos emocional se apodere de nosotros.
La sinceridad y la atención plena se practican para evitar el aislamiento, mientras que la ira y el resentimiento lo provocan.
Cuando podemos eliminar las piezas dolorosas de nuestros corazones y mentes, y reemplazarlas con gratitud, podemos movernos a un lugar mejor, y todo nuestro ser comenzará a sanar. Entonces, y sólo entonces, podremos empezar a apreciar de verdad las bendiciones de la vida.
Así que, en momentos tranquilos de autorreflexión, prueba a practicar estas técnicas. A continuación, descubre por qué estás agradecido y practica la gratitud. ¿Estás agradecido por los largos paseos que puedes dar cada noche? ¿Por la parada que haces en tu parque favorito cada día al volver a casa? ¿Por los minutos de reflexión tranquila antes de dormir? ¿Por tus errores del pasado y la capacidad de aprender de ellos? ¿Por lo mucho que has crecido en las pruebas de la vida? ¿Cuáles son ¿estás agradecido?
Cuanto más activamente intentemos cambiar nuestra perspectiva, más fácil nos resultará, y más satisfactoria será también nuestra vida.