¿Te has dado cuenta de que las decisiones más pequeñas son las que cambian tu vida para siempre? Todos sabemos que tomamos nuestras propias decisiones. Pero todos queremos en secreto que el destino elija por nosotros. No queremos ser responsables de las decisiones equivocadas.
En definitiva, la verdad es que no todo depende de nosotros: el destino tiene sus dedos metidos en el pastel que es nuestra vida. Y cuando se trata de elegir, ahí es donde la fe necesita que le demos algunas indicaciones, para que pueda guiarnos en la dirección correcta.
Los asuntos del destino y nuestras decisiones personales están tan entrelazados que solemos confundirlos. Nos equivocamos. De ahí viene todo el dolor y el sufrimiento. Nos quedamos con personas que nos hacen sentir menos, que nos hacen sentir indignos de su tiempo o de su energía. Que nos hacen sentir que no somos suficientes. Nos quedamos aunque seamos infelices.
Pensamos que la situación o esa persona es nuestro destino cuando en realidad es nuestra elección. Y aunque nuestros sentimientos sean genuinos y aunque sintamos cierta necesidad de quedarnos con quienes nos hacen sentir que no somos suficientes, debemos admitir que quedarnos es nuestra elección y nada más.
Así como elegimos quedarnos, también podemos elegir irnos. Puedes elegir irte y encontrar a alguien que sepa que eres más que suficiente. Y aunque no sea fácil, merecerá la pena. Porque te mereces más. Te mereces a alguien mejor.
Tanto si ya has encontrado la fuerza para marcharte y rehacer tu vida como si aún estás luchando con la decisión, debes saber que la elección siempre es tuya. Y hay muchas opciones ahí fuera esperando a que las elijas. Eso sí, ten mucho cuidado a la hora de elegir al hombre que será tu persona para siempre.
Elige a un hombre que os vea a los dos como un equipo. Alguien que esté dispuesto a poner tanto como esfuerzo en la relación como tú. La que nunca tomaría grandes decisiones en la vida sin incluirte en ellas. El que piensa en todas las cosas que podéis hacer juntos. El que hace planes y llega a tiempo. El que te trata como una prioridad.
Elige a un hombre que te apoye. Alguien que estará a tu lado en todas las situaciones posibles. Alguien que no se deje intimidar por tu éxito. Alguien que te empujará a soñar más grande y a trabajar más duro. Alguien que aprecie tu bienestar tanto como él el suyo.
Elige a un hombre que esté harto de juegos. El que es abierto y franco. El que siempre responde a tus mensajes en cuanto los ve. El que nunca olvida enviarte un mensaje de buenas noches o darte un beso de buenas noches si estás cerca. El que se mantiene fiel a su palabra y te llena de confianza.
Elige a un hombre que dedique tiempo a ti. Porque eres digna de su tiempo. Porque por muy ocupado que esté, siempre tendrá algo de tiempo libre para ti, porque no hay nadie más en este mundo con quien prefiera pasarlo. Alguien que nunca está demasiado ocupado para te hacen sentir especial.
Elige a un hombre que anteponga tu felicidad. El que no es egoísta. El que se inspira al verte sonreír. Aquel cuyo día mejora cuando sabe que él es el único culpable de esa sonrisa que luces con tanta perfección.
Elige a un hombre que te haga reír hasta hacerte llorar. Y esas lágrimas serán las únicas de las que tenga la culpa. Alguien que comparta tu sentido del humor. Alguien que coincida y apoye tus rarezas. Un verdadero amigo con el que puedas ser tú mismo.
Elige un hombre que te abre un mundo completamente nuevo. Alguien que inspire tu creatividad y te haga ver todo desde una perspectiva completamente diferente. Alguien que te haga crecer. Alguien que te hace explorar caminos inexplorados. Alguien que cree en ti. Alguien que piense que eres de otro mundo.
Elige a un hombre con el que puedas ser vulnerable. Alguien cuyo amor es inmutable. Alguien que no es miedo de tus demonios porque él también tiene lo suyo. Alguien que sabe que el amor no siempre consiste en brillantes momentos felices. Alguien real. Alguien con quien compartir una vida.
Elige a un hombre que te haga sentir que eres suficiente. Más que suficiente. Alguien que se sienta afortunado de tenerte. Alguien amable. Alguien que sepa que contigo tiene todo lo que puede esperar. Él será con quien querrás compartir tu para siempre.
¿Tienes idea del tipo de expectativas enfermizas e irreales que estás creando para los hombres?
Artículos como éste son la razón por la que muchos de nosotros, los mileniales, estamos tristes, solos y sin compañía cuando no tenemos por qué estarlo.
La gente que lleva años casada, que tiene hijos y vidas satisfechas, se reirá de lo trivial que es este artículo.
Estás haciendo que las mujeres busquen hombres perfectos. Adivinen qué señoras, no somos perfectas. Y ustedes no serán nuestro mundo para siempre. ¿Quieres decirme que un hombre que trabaja 12 horas al día todavía tiene que entretenerte cuando quieres salir, a pesar de lo agotado o privado de sueño que está, o de lo contrario no es lo suficientemente bueno según este artículo? ¿O qué me dices del padre soltero, cuya prioridad siempre será su hijo, y que supongo que tampoco es lo suficientemente bueno porque, según este estúpido artículo, no lo es porque la mujer no es su prioridad?
Lamento encontrarme con artículos como éste. No me extraña que los matrimonios de antes duraran más. No tenían que leer artículos tan absurdos como éste. Comprendían y aceptaban que tener una lista de criterios tan laudatoria como ésta no es la base del éxito de un matrimonio fuerte. Se trata de saber que la pareja no es perfecta y amarla a pesar de ello. Esto realmente me hizo sentir triste y enojado al mismo tiempo.