Realmente has pasado por el escurridor. De verdad. Has vivido una situación especialmente traumática y has demostrado que puedes resurgir de tus cenizas. Al menos, eso creías. Ahora las aguas están más calmadas, pero te sientes más agotado que nunca. ¿A qué se debe? ¿Podría estar experimentando los efectos de Trastorno de estrés postraumático¿comúnmente conocido como TEPT?
Hay algunos signos fáciles de detectar del TEPT. Identificar los síntomas es el primer paso para buscar la ayuda necesaria para transformar tu vida y liberarte de las cadenas del trauma de una vez por todas.
Aumento de la ansiedad o la paranoia. A menudo, cuando nos enfrentamos a circunstancias especialmente trágicas, nos invade la ansiedad. Entramos en "modo pánico". Se trata de un mecanismo de defensa natural del que todos estamos dotados. Nuestra mente y nuestro cuerpo se ponen en alerta máxima y nos proporcionan recursos temporales para superar la situación y salir airosos. Pero, por desgracia, cuando experimentamos circunstancias especialmente duras, es muy frecuente que nos queden secuelas. Como nos hemos acostumbrado a funcionar a toda máquina, nos cuesta relajarnos. Aunque intentemos recordarnos a nosotros mismos que lo peor ya ha pasado, es difícil deshacerse de esta reacción física.
Depresión o falta de interés. Como hemos estado en modo pánico durante tanto tiempo, lo más probable es que no hayamos tenido tiempo de perseguir nuestros intereses o prestar atención a las cosas de nuestra vida que antes nos definían. Cuando las cosas se calman, es habitual volver a un estado de desinterés total por las actividades o los pasatiempos que antes nos gustaban. A veces, en lugar de experimentar una ansiedad persistente, nuestra mente y nuestro cuerpo están tan agotados que empezamos a sentirnos excesivamente letárgicos. A medida que relajamos los músculos, podemos experimentar dolores y molestias, y ya no es tan fácil como antes disfrutar de los regalos de la vida.
Un fuerte deseo de escapar. Un mecanismo de defensa natural con el que también estamos equipados y que se pone en marcha en medio de un trauma es la capacidad de escapar mentalmente de nuestras circunstancias incluso cuando físicamente no podemos. La capacidad de escapar mentalmente ayuda a que la parte física sea más soportable. Si podemos convencernos de que las cosas no están tan mal, podemos seguir adelante. Tampoco es un mecanismo de supervivencia fácil de abandonar cuando por fin hemos superado el trauma. A menudo, nos quedamos con ganas de escapar, aunque a nivel consciente sepamos y comprendamos que la vida ha cambiado a mejor. Así que seguimos intentando escapar de la vida adormeciéndonos con sustancias o entregándonos a otras adicciones como las compras compulsivas o los atracones. Hacemos estas cosas a pesar de saberlo y de darnos cuenta de que sólo aliviarán temporalmente el dolor. Estamos acostumbrados a permitir este alivio temporal en nuestra vida con el fin de seguir haciendo frente a la tormenta.
¿Ha oído alguna vez el dicho "Los viejos hábitos son difíciles de erradicar"? Este suele ser el caso de las personas que experimentan síntomas de TEPT. Es difícil salir de esa situación y seguir adelante, y a veces es imposible hacerlo por uno mismo. Sólo porque los papeles hayan cambiado y nos hayamos liberado físicamente, podemos seguir atados a la situación mentalmente, incapaces de liberarnos.
Es habitual volverse adicto a las sustancias y a la toxicidad si capeamos el trauma durante el tiempo suficiente y luchar contra el estrés postraumático puede ser para toda la vida. Sin embargo, hay cosas que podemos hacer para mantenernos activos en nuestra recuperación y vivir nuestra vida al máximo. Hay esperanza.
Lo más importante que hay que recordar es que el trauma ha desaparecido. El alcance de nuestra recuperación tiene que ver con nuestra fuerza de voluntad para extinguir por completo el dolor de este trauma y seguir adelante, completamente liberados de sus cadenas. Puede resultar muy útil llevar un diario sobre los casos en los que nos sentimos especialmente atrapados por los síntomas, incluyendo nuestros pensamientos y sentimientos en esos momentos y lo que hicimos para sobrellevarlos, y presentar nuestras notas a un consejero o terapeuta con formación para ayudar en la recuperación de traumas. También existen grupos de apoyo y encuentros dedicados específicamente a la recuperación y el manejo del TEPT.
La meditación y los ejercicios de relajación, como el yoga, también pueden ayudar. Es importante tratar de relajarse lo más posible, y la relajación empieza en la mente. Dar un largo paseo para despejarnos o coger un libro en lugar de una sustancia la próxima vez que nos entre un antojo puede transformar nuestros hábitos y ayudarnos a crear un estado de ánimo más saludable. Mantenerse activo y relacionarse con los demás incluso cuando preferiríamos quedarnos en la cama también ha demostrado ser útil. Eso sí, no hay que forzar demasiado las cosas e ir socializando poco a poco.
Tu recuperación sólo está limitada por tu voluntad de aceptar las cartas que la vida te ha repartido y seguir adelante. No dejes que el trauma y el TEPT definan quién eres. Debes comprender que eres mucho más que eso. Eres fuerte, única, hermosa y capaz. Defiéndete. Tú lo vales.