La mayoría de las veces nos olvidamos de lo que merecemos.
Nos quedamos atrapados en malas amistades, en una relación abusiva y tóxica y en un trabajo horrible que nos hace llegar a casa cada día deseando que todo acabe de una vez.
Te sientes agotado y como si tu vida se estuviera desmoronando. La capacidad de cambiarla simplemente no está a tu alcance (o al menos eso crees).
En lugar de perseguir todas las cosas que te apasionan, te quedas atascado en la rutina. ¿Y qué ocurre?
Piensas que lo que tienes es suficiente porque, de lo contrario, parecerías egoísta o la gente podría decirte que eres un desagradecido.
Te convences de que no pasa nada por haber tirado la vida de tus sueños a la basura, pensando que no es más que una fantasía.
Pero no es la verdad. Te mereces mucho más.
Te mereces la felicidad.
Ante todo, mereces ser feliz. La felicidad es algo individual y la mayoría de las veces tendemos a olvidarnos de ocuparnos de nuestra propia felicidad porque queremos que la gente que nos rodea sea más feliz.
¿Qué tal si empezamos por la felicidad que llevamos dentro, la que nos mantiene vivos? Esa es la felicidad en la que más tenemos que centrarnos.
Te mereces una vida plena.
Una vida llena de aventuras y emociones. Una vida en la que reine el entusiasmo. Te mereces una vida en la que florezca el amor. Una vida en la que sepas que puedes conseguir todo lo que te propongas.
Mereces tener todo lo que te haga mejor persona y todo lo que pueda ayudarte a luchar por tus sueños.
Mereces amor.
No mereces estar rota, maltratada y asustada. Te mereces un amor que sea fiel, un amor que cure y te haga recordar cómo se siente la seguridad.
Te mereces ese tipo de amor eterno. Un amor que no se desvanece con el tiempo y un amor que perdura. Te mereces a alguien que se quede a tu lado y te ayude a conquistar la vida. Te mereces ese tipo de amor de película.
Te mereces quererte a ti misma.
Te mereces estar orgulloso de ti mismo y de quién eres. Ve a mirarte al espejo y ríete porque no has podido ver lo increíble que eres.
¡Mira tu cuerpo! Tienes un cuerpo único, porque nadie en el mundo lo tiene más que tú. Ama tu cuerpo y trátalo con cuidado.
No dejes que nadie te diga que tu cuerpo no es lo bastante bueno, o que tú no eres lo bastante bueno.
Mereces callar a tu crítico interior y sustituirlo por la serenidad del amor.
Mereces curarte.
Te mereces levantarte por la mañana y empezar a hacer lo que necesites para curarte. Mereces tener gente a tu alrededor que te apoye y gente que no te diga que nunca cambiarás.
El cambio es lo mejor que le puede pasar a un alma rota y tienes que aceptarlo. Cúrate y empieza a ver el mundo desde una perspectiva totalmente nueva.
Echa a todas esas personas que te causaron dolor porque no te merecen. Mereces sanar.
Te mereces un trabajo que te apasione.
Te mereces un trabajo que no te parezca un trabajo porque te gusta mucho hacerlo. Te mereces ir a tu trabajo cada día con una sonrisa y no volver a preguntarte si eso es lo que quieres hacer el resto de tu vida.
Te mereces un trabajo que te permita mostrar tu talento, tu amor por el mundo, tu visión y tu dedicación para lograr un cambio. No te mereces estar atrapado en un trabajo sin sentido.
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Te lo mereces todo.
Te mereces todo lo que te propongas, sin excepción. Te mereces todas las cosas y las personas que quieres.
Te mereces toda la felicidad que puedas encontrar en este mundo y no agobiarte con los comentarios de la gente. Sé tú misma.