Ella nunca te habría llamado sobria. Nunca se habría atrevido a enviarte ese mensaje que acaba de escribir estando sobria. Sus dedos lo escriben, su corazón desea desesperadamente enviarlo, pero su mente y su orgullo no se lo permiten.
Cada vez que te cruza por su mente mientras está sobria, te combate con éxito. Cada vez que apareces como un huésped no invitado, te despide porque es lo suficientemente fuerte mientras está sobria.
Te empuja al fondo de su mente y te deja permanecer allí todo el tiempo que pueda retenerte.
Lucha contra ti y no se permite sentirte.
No permite que su yo sobrio piense nunca en ti. No se permite sentirte y se esfuerza por dejarte en el pasado, donde realmente perteneces.
Pero una vez que abandona la sobriedad, una vez que unas cervezas mezcladas con unos chupitos de tequila hacen efecto, no se la puede hacer responsable de sus actos.
Ha sido demasiado fuerte durante demasiado tiempo. Ha luchado con uñas y dientes consigo misma, quiere no quererte, quiere olvidarte y sólo quiere seguir adelante.
Quiere vivir la vida que se merece, sin la carga de esperar a alguien que quizá nunca llegue. Pero todo esto se desvanece en cuanto su razonamiento se nubla un poco.
Porque sí, una vez que ya no está sobria, comienzan sus discusiones mentales. Empieza a cuestionarse si su separación fue una buena idea.
No puede evitar la sensación de que podría haber hecho algo más y de que, si lo hubiera hecho, lo vuestro podría haber funcionado.
Empieza a cuestionar tus palabras, como cuando dijiste que no era la indicada para ti o que no eras lo suficientemente bueno para ella o que no erais el uno para el otro.
Si ella no era la indicada para ti, ¿cómo es que fue capaz de ponerte de rodillas?
Si no eras el indicado para ella, ¿cómo es que odia la idea de ser libre?
Si no fuerais el uno para el otro, ¿por qué habéis pasado por lo que habéis pasado?
Todo lo que es sobria, deja de serlo cuando está borracha. Deja de ser fuerte.
Deja de ser racional. Empieza a escuchar a su corazón y abolla su propio orgullo. Y entonces vuelve a ser toda tuya. Y entonces estás más que presente en su vida.
Se toma unas copas más para olvidarte, pero lo único que olvida es su orgullo.
Así que cuando sus dedos borrachos y su mente borracha dejen que su corazón tome la iniciativa, cuando te llame o te envíe un mensaje de texto, luchará contra ello todo lo que pueda, pero por si acaso no puede...
En caso de que te llame borracho, no la responsabilices por ello. Su amor aún no es agua pasada.
Aún te siente, aún te desea y aún espera que no tenerte sea sólo un mal sueño que acabará en cualquier momento.
Cuando te llame borracha, no la hagas responsable de ello. Tú eres el responsable de todo su dolor, de todas sus noches en vela, de todo su amor no correspondido, así que ¿por qué deberías culparla por una llamada perdida o un mensaje no devuelto?
Sabes, al final del día, pase lo que pase, has sido y siempre serás su todo...
Puede que se levante cada mañana dispuesta a sacar lo mejor del día, puede que haga que todo funcione para ella, puede que otros hombres caigan rendidos a sus pies, pero tú siempre serás el único llama cuando está borracha.
