Cuando nos conocimos, mostraste mucho más interés por mí que yo por ti. Eso no significa que yo fuera jugando duro-Simplemente soy una de esas chicas que necesita tiempo para conocer a alguien y sentirse cómoda cerca de esa persona. Y te lo dejé muy claro-Te dije cómo eran las cosas y que no debías esperar demasiado de mí al principio. En lugar de alejarte de mí en ese instante, fuiste cariñoso, paciente y lleno de comprensión.
Pero no por mucho tiempo. Pronto desapareciste y, cuando intenté ver si pasaba algo, me decías que todo iba bien, pero que estabas demasiado ocupado. Al principio te creí, pero más tarde vi que me evitabas. Supuse que te habías cansado de mí o que habías encontrado a otra persona y, muy pronto, me olvidé de ti.
Pero entonces, volviste a mi vida, como si nada hubiera pasado. Una vez más, eras ese chico dulce y cariñoso del principio de nuestra historia. Y me enamoré de ese chico. Y lo dejé muy claro. Y ahí fue cuando empezó todo el drama.
Fue entonces cuando empezaste a desaparecer y a volver a mi vida a tu antojo. Y la tonta de mí te llevaba de vuelta cada vez, pensando que sería diferente.
Fue entonces cuando empezaste a cambiar. Había días en los que actuabas como si no fuéramos más que amigos y días en los que actuabas como si yo fuera la mujer de tus sueños y el amor de tu vida. También hubo semanas en las que fingías no conocerme, en las que ignorabas todos mis mensajes y llamadas, en las que vivías tu vida como si yo nunca hubiera existido. Luego, volvías y me engatusabas para que volviera contigo. Y el círculo sin fin continuaría.
Durante meses, he estado tratando de entenderte. He estado tratando de leer tus señales contradictorias y he estado tratando de entender qué era lo que realmente querías de mí. ¿Querías una relación? ¿Querías sólo quiero que seamos amigos? ¿Querías una aventura sin ataduras? ¿O simplemente disfrutaste engañándome?
Pero entonces me di cuenta de que todo esto no era importante. Supongo que tú mismo nunca supiste lo que querías y que tampoco lo sabes ahora. Pero lo importante es la forma en que me afecta.
Tus señales contradictorias me han causado más miseria y dudas de las que podrías imaginar. Me han hecho llorar y sufrir más de lo que jamás estaría dispuesta a admitir. El hecho es que tu comportamiento me ha arruinado por completo, por mucho que intente huir de él. Pero espero que llegue el momento en que tenga el valor suficiente para alejarme de ti para siempre, para seguir adelante con mi vida y superarte por completo. Porque no te culpo por la mayoría de estas cosas. Yo permití que me trataras así y soy yo quien sigue dejándote entrar en mi vida, ¿no?
Pero lo que no puedo superar es el hecho de que me hiciste cuestionarme a mí misma y todo lo que siempre fui.
En primer lugar, me hiciste cuestionar mi cordura. ¿Tienes idea de lo que es pasar un día seguro del amor que alguien siente por ti y que al día siguiente se rompan todas tus esperanzas? Hubo momentos en los que estaba segura de que me estaba volviendo loca porque ya no sabía qué pensar. Hubo momentos en los que pensé que me estaba imaginando todo lo que pasaba entre nosotros y que sólo estaba malinterpretando tus señales. Me convencía a mí misma de que no me veías más que como una amiga y entonces aparecías diciéndome lo mucho que me querías y lo mucho que sentías haberme descuidado. Y en el momento en que te creía, volvías a las andadas y todo esto ha hecho un infierno en mi cabeza.
Pero sobre todo, me has hecho cuestionar mi valía. ¿Por qué no fui suficiente para que salieras conmigo? ¿Por qué no fui suficiente para que al menos le dieras una oportunidad a nuestra relación? ¿Todos los hombres que conozca en el futuro me tratarán igual? ¿Es mi cuerpo la única cualidad que tengo? ¿Qué me pasa y por qué nunca pude mantenerte a mi lado? Estas eran todas las preguntas que me rondaban por la cabeza hasta que un día me di cuenta de que en realidad Yo era lo suficientemente bueno y que eras tú la que no era suficiente. Nada de esto fue culpa mía porque realmente te di lo mejor de mí y realmente lo intenté todo.
Y aunque ahora sé todo esto, es algo por lo que siempre te guardaré rencor, por hacerme pensar y sentir.