No se enamoró de ti porque sí. No te vio y dejó que su corazón se inundara de amor.
Ella se protegió, pero fuiste tú quien le demostró que eres digno de su amor.
Le demostraste que no eres como los demás. Así, poco a poco, se enamoró de ti.
Se enamoró de ti porque la escuchaste.
Nunca te cansabas de sus temblores y no importaba cuántas veces te dijera lo mismo una y otra vez, siempre la mirabas con la misma admiración que la primera vez.
Nunca actuaste como si ella te aburriera. Parecía que te interesaba lo que tenía que decir, como si su opinión te importara de verdad. Nadie más ha hecho eso por ella.
Se enamoró de ti porque te quedaste.
No sólo le prometiste que te quedarías, sino que se lo demostraste. Hiciste que tus acciones siguieran a tus palabras, lo que nadie había hecho en mucho tiempo. Te quedaste incluso cuando ella intentó alejarte.
Y una vez que vio que no te ibas, empezó a acostumbrarse a tenerte cerca. Tenerte cerca la hacía feliz.
Se enamoró de ti porque eres hermosa por dentro.
Tu interior es lo que la asombra. Lo que llevas en tu corazón y en tu mente es mucho más valioso para ella que lo que tienes por fuera.
Era una promesa de que aunque alguien más guapo entrara en tu vida, nunca serías capaz de sustituirla porque la amas con el alma.
Se enamoró de ti porque encontraste tiempo para ella.
No es que no estuvieras ocupado, pero incluso cuando tu agenda estaba repleta, te las arreglabas para encontrar tiempo para ella.
No dejabas de ponerla en lo alto de tu lista de prioridades y, para ella, se sentía bien ser la primera opción de alguien, para variar.
Se enamoró de ti porque la viste.
Te fijaste en las pequeñas cosas y te encantó cada una de ellas. Viste su nuevo corte de pelo y te encantó su nuevo color.
Te fijaste en pequeños detalles, como que se mordía el labio inferior' cuando le decías algo amable.
Te fijaste en todo y nada de ella te asustó.
Se enamoró de ti porque aceptaste sus imperfecciones.
Odiaba muchas cosas de sí misma, pero cada una de ellas te parecía bonita. Sabías que no era perfecta y, a pesar de eso, te quedaste.
No sólo estabas en esto por las cosas bonitas, sino también por las feas. Aceptaste todas sus imperfecciones y la veía perfecta a pesar de ellos.
Se enamoró de ti porque te esforzaste por caerle bien a sus padres.
Desde el principio, viste lo importantes que eran para ella. No es que no le fastidiaras nada, pero en realidad hiciste todo lo posible para caerles bien a sus padres.
Conectaste con ellos sólo por ella. Fue más de lo que ella podría haber pedido.
Se enamoró de ti porque la apreciabas.
Te dabas cuenta de todo lo que hacía. Notabas sus esfuerzos y lo mucho que se esforzaba.
Te diste cuenta de que incluso cuando algo era difícil, nunca se rendía hasta que lo conseguía.
Y todo lo que ella te daba, tú se lo agradecías con creces. Apreciabas hasta la cosa más pequeña y eso es algo que le dejó la impresión más fuerte.
Se enamoró de ti porque asumiste tus errores.
No es que fueras perfecto o que nunca cometieras errores.
Tú también cometiste errores, pero lo diferente fue que no la hiciste sentir que estaba loca ni la culpaste por ellos.
Asumías tus errores y siempre intentabas enmendarlos.
Y no hay nada más valioso que un hombre que no tiene miedo de admitir que ha cometido un error.
Se enamoró de ti porque te abriste a ella.
No te limitaste a mostrarle bromas y trucos, también la dejaste entrar, de verdad. Le contaste cosas que nunca le habías dicho a nadie y siempre fuiste sincero con ella.
Le desnudaste tu alma y te hiciste absolutamente vulnerable. Le demostraste que seguías siendo un ser humano y que habías pasado por muchas cosas.
Pero lo que más le llegó fue el hecho de que nunca dejaste que tu pasado dictara tu futuro y que lo utilizaste para convertirte en un hombre mejor.
Se enamoró de ti porque la apoyaste.
Nunca la dejaste sentir que no tenía a nadie en este mundo. Gracias a ti, nunca se sintió sola y sabía que cada vez que las cosas se ponían feas en su vida, podía contar contigo.
La animaste en la subida, pero nunca la abandonaste cuando se cayó.
Estabas allí para ayudarla a levantarse y por eso, siempre te estará agradecida.
Se enamoró de ti porque nunca te contuviste.
Siempre fuiste fiel a ella y nunca esperaste a que te demostrara su afecto. Fuiste a por todas. Nunca tuviste miedo de enviar primero un mensaje de texto o de llamar solo para oír su voz.
La hiciste sentir especial, como si fuera única. Le enseñaste cómo merecía ser tratada y le demostraste que ella lo valía.
Se enamoró de ti porque la colmaste de amor.
Eras uno de los buenos y ella se dio cuenta a la legua. No solo le robaste el corazón, sino que le demostraste que no tenías intención de romperlo.
No sólo hiciste que se enamorara de ti, sino que estuviste allí para atraparla una vez que lo hizo.
La aceptaste entera y nunca intentaste cambiarla. La querías tal como era y no le dejaste otra opción que enamorarse también de ti.