Cuando me rompen el corazón, el dolor suele cegarme hasta el punto de que no consigo aprender nada de ello. Además, a menudo pierdo la capacidad de ver las cosas con realismo.
Cuando atravieso una ruptura devastadora, mi único objetivo es superar la situación lo antes posible.
Estoy haciendo todo lo posible para encontrar una manera de seguir adelante con mi vida y curarme de todo lo que ha pasado, así que a menudo acabo perdiéndome algunas lecciones valiosas que mi desamor podría haberme enseñado.
Sin embargo, cuando la gente a mi alrededor pasa por la misma mierda, soy diferente.
Además de estar ahí para consolarles, de alguna manera, también encuentro la forma de observar la situación y -lo más importante- aprender de sus errores.
1. A veces el amor no es suficiente
Cuando era más joven, era una romántica empedernida que pensaba que el amor lo conquistaba todo. Sin embargo, aunque sigo considerándolo una fuerza poderosa, ahora sé que, por desgracia, no es todopoderoso.
Con el tiempo, fui testigo de cómo muchas de mis amigas se alejaban de chicos a los que aún querían profundamente.
Vi cómo se veían obligados a romperse el corazón haciendo lo correcto y dejando atrás una relación que, obviamente, no tenía futuro.
Así que supongo que, a medida que nos hacemos mayores, aprendemos que hay momentos en los que el amor no es suficiente.
Momentos en los que dos personas no consiguen que su relación funcione, a pesar de todo lo que sienten la una por la otra.
Verás, la dura verdad es que el amor por sí solo nunca puede preservar una relación que no tiene respeto mutuo; no puede salvar a una pareja que tiene demasiadas diferencias.
Una relación sana necesita mucho más que el amor mutuo. Necesita compromiso, compasión, aprecio y objetivos mutuos. De lo contrario, nunca funcionará.
2. La gente no cambia
Otra cosa importante que me enseñaron las rupturas de otras personas es que el amor no puede cambiar a alguien hasta que decidan cambiar.
Tienes la opción de aceptar a tu pareja por lo que realmente es desde el principio o alejarte a tiempo.
Seamos realistas. Por muy loco que estés por alguien, siempre hay partes de él que esperas modificar en algún momento del futuro.
Pues bien, es hora de olvidarse de esos planes, porque conseguirlo es misión imposible.
A lo largo de los años, vi a mis amigas liarse con adictos, chicos inmaduros, tramposos en serie, jugadores... Y cada una de ellas pensaba que podía cambiar a su chico.
Estaban convencidos de que eran ellos quienes llevarían la luz a los mundos de estos hombres, quienes les mostrarían el camino, quienes les inspirarían a ser mejores y a dejar atrás sus pasados.
¿Adivina qué? Ninguno de mis amigos lo consiguió.
Cada una de ellas acabó decepcionada, habiendo malgastado años de su vida esperando un cambio que nunca llegó; sus novios siguieron siendo los mismos hombres que eran antes de conocerlos.
No me malinterpreten, esto no significa que las personas no tengan la capacidad de cambiar algunas partes de su personalidad.
Sin embargo, una cosa es cuando una persona decide hacer estos cambios porque se da cuenta de que es lo correcto y algo que quiere. Es completamente diferente si lo hacen para complacer a otra persona.
3. Un corazón roto siempre se cura
Cada vez que una de mis amigas acudía a mí tras una ruptura dolorosa, estaba convencida de que seguiría así de herida para siempre. Que su corazón se rompería en pedazos para siempre y que nunca se recuperaría.
Reconócelo: a la mayoría nos pasa lo mismo. Cuando terminamos las cosas con los chicos que amamos, lo vemos como el fin del mundo.
Yo no fui diferente. Cuando viví mi primera ruptura, pensé que me pasaría el resto de mi vida llorando, echando de menos a ese hombre y anhelando su presencia.
Sin embargo, entonces me acordé de todas las personas a mi alrededor que pasaron por la misma mierda antes que yo.
Recordaba las noches en vela de mis amigos, sus lágrimas y la forma en que veían sus desamores como lo peor que les podía pasar.
Recordé que cada uno de ellos se recuperó con éxito. Que cada uno de ellos curó sus heridas y siguió adelante con su vida.
Así que pensé que un un corazón roto siempre se curaPase lo que pase. Los suyos lo hicieron, los míos también, y los tuyos también lo harán. Puedo prometértelo.