1. El amor es tu principal objetivo
El amor es tu pensamiento más frecuente y tu mayor deseo. Si eres completamente sincero, anhelas tanto el amor que a veces puede ser abrumador.
No necesitas emociones falsas y compromisos a medias, necesitas el amor que es genuino y verdadero. Necesitas el amor que estás dispuesto a dar.
Pero, al mismo tiempo, tienes miedo de que te vuelvan a hacer daño. Temes que algo termine antes de que haya tenido la oportunidad de empezar como es debido. Por eso proteges tu ya frágil corazón.
2. Te lo tomas todo a pecho
Te afectan las opiniones de los demás. Aunque sea una crítica positiva, pensarás en ella durante días y analizarás hasta el más mínimo detalle. Te cuestionarás a ti mismo y analizarás cada uno de tus pasos.
Las cosas serían mucho más fáciles si pudieras aceptar la crítica de alguien, aprender y crecer a partir de ella sin perder demasiado tiempo dándole vueltas.
Por otra parte, todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión, y eso no significa que siempre tengan razón. Escucha tus instintos y, si sabes que vas por buen camino, sigue adelante.
3. O te importa demasiado o no te importa nada
Te vas a los extremos, y no hay término medio cuando se trata de tus sentimientos y devoción.
Cuando algo o alguien te gusta de verdad, te lo juegas todo.
No te reprimirás porque no sabes cómo hacerlo. Siempre irás más allá. No crees en el casi, el medio y el mediocre. Por eso, cuando no te importa, no estás para nada. Es todo o nada contigo.
4. Te cuesta conciliar el sueño
En cuanto la cabeza toca la almohada, se siente abrumado por los pensamientos. Te sorprendes a ti mismo de lo lejos que llegan tus pensamientos.
No sólo las cosas del pasado ocupan tu mente. También hay situaciones hipotéticas futuras que te mantienen despierto y, antes de que te des cuenta, está amaneciendo y no has dormido nada.
5. Sigues buscando significados ocultos
Te cuesta dejar las cosas como están. Le buscas sentido a todo. Quieres razones y explicaciones para el comportamiento o la forma de actuar de alguien. Lamentablemente, no siempre las obtienes.
Intenta recordar que a veces no hay una historia detrás de las cámaras. A veces eres más feliz sin saberlo. Y aunque te cueste no pensar demasiado, intenta relajarte un poco. Te harás un bien.
6. Eres demasiado duro contigo mismo pero "demasiado fácil" con los demás
Eres tu peor crítico y tu juez más feroz. No te das ningún respiro. Pero cuando se trata de otras personas, perdonas con demasiada facilidad.
Por eso ese amoroso corazón tuyo se volvió tan frágil. La gente pisoteó tu amor, bondad y comprensión demasiadas veces.
Intenta ser más amable contigo mismo y más justo con los demás. Perdona, pero ten en cuenta que no todo el mundo merece tu perdón o un segunda oportunidad.
7. A veces, puedes ser "demasiado" para otras personas
Más veces de las que puede contar, ha oído a la gente tacharle de demasiado emocional, demasiado analítico, demasiado romántico, demasiado necesitado, demasiado todo.
A algunas personas que no son como tú les cuesta aceptarte y ver de dónde vienes. Y no pasa nada, no tienen por qué hacerlo.
Hay gente ahí fuera que no tendrá ningún problema con tu naturaleza irreflexiva. Gente que te entenderá. Gente que se centrará en quererte tanto que tu frágil corazón se hará más fuerte.