Llegó un momento en mi vida en el que mi ex pasó a la historia. La desdicha que causó en mi corazón acabó por desvanecerse, pero tardó años en hacerlo. Puedo agradecérselo a la ayuda de los chicos que se hacían pasar por hombres; a los cuarentones que me utilizaban para ligues de una noche, a las cajeras que me enviaban mensajes de texto a medianoche con un "wyd" parpadeante llamando mi atención.
Puedo dar las gracias al año entero de terapia que me ayudó a comprender que la culpa que sentía por el fin de nuestra relación me estaba comiendo viva más que el trauma de nuestra relación real. Pero, ¿qué me ayudó a superarlo más, a pesar de las noches en vela y los ojos enrojecidos, era el simple paso del tiempo. Odio darte ese cliché, esa frase tan manida pero tan cierta.
El tiempo es lo que te curará: no con cuántas personas salgas mientras encintas de nuevo las válvulas de tu corazón. No será enamorarme de nuevo, porque cuando sentí que estaba preparada para volver a arriesgarme, aún desconfiaba de lo que el amor podía hacerme. Me llevó un año con mi ahora prometido aprender a confiar de nuevo.
Discutimos, no por las cosas importantes, sino por las pequeñas, aparentemente insignificantes, por las que uno no pensaría que la gente discutiría. Lo que esas pequeñas peleas nos enseñaron a ambos fue lo mucho que nos habían herido en nuestras relaciones anteriores. Sentirnos seguros, algo tan sencillo y natural como eso, nos pareció un concepto extraño durante un tiempo. No podíamos confiar en que si la otra persona estaba enfadada, eso no significara que uno de los dos iba a levantarse y marcharse. Recuerdo aquellos primeros años y lo destrozados que debíamos de estar los dos para no haber conocido nunca la verdadera seguridad en una relación antes de conocernos y enamorarnos el uno del otro. Fue trágico.
Así que nos llevó tiempo sanar a pesar de estar juntos en este nuevo viaje. El corazón es una parte vulnerable de nosotros y cuando se rompe, no sólo se siente, sino que abarca cada parte amarga de ese vacío. Siente cada grieta, cada mentira, cada malentendido, cada acto sucio y cada momento en que esa confianza, ese amor, fue engañado.
Superarlo no es cosa de un día para otro. Pero lo superarás.
Hay que dedicar tiempo a estar triste. Es necesario. Necesitas pasar innumerables noches llorando hasta quedarte dormido. Necesitas tomar decisiones tontas.
Tienes que descubrir por las malas que el amor por el que tanto luchaste no era el tuyo. Necesitas descubrir que está saliendo con alguien nuevo y necesitas pasar por todo el dolor que eso conlleva. Necesitas enfrentar la culpa, el hambre por alguien nuevo y necesitas perseguir esa tristeza recién encontrada hasta que te canses de que te defina.
La angustia siempre cura.
Créeme, no ocurrirá cuando tú quieras. La felicidad empezará, no cuando tú quieras, sino cuando estés preparado para disfrutarla. El amor verdadero está ahí fuera y te aseguro que merece la pena esperar. Superarás este momento difícil y te despertarás una mañana, con tu taza de café cada vez más fría y el amor de tu vida en el dormitorio del fondo del pasillo.
Es en ese momento cuando te sentirás feliz de haber soportado la miseria de lo que ese viejo amor, ese viejo desamor te causó en su día. Porque en ese momento, nada más importará: ni tu pasado, ni siquiera tu presente, sino tu futuro.