Parece que todo lo que hacemos es dar vueltas en círculos. Las mismas cosas siguen sucediendo una y otra vez, y todo lo que veo son razones para alejarme. Ahora, te pido que dame al menos una buena razón para quedarme.
No, no quiero esas razones a medias. No quiero escuchar las mismas viejas historias que he oído un millón de veces antes. No quiero oír que necesitas ordenar tu vida.
Que necesitas tiempo. Que me merezco a alguien mejor. No quiero que juegues con mi cabeza porque no sabes dónde estás.
No quiero que entres y salgas de mi vida a tu antojo, pensando que siempre estaré ahí. Que siempre esperaré. Que siempre tendré esperanza.
No quiero promesas de que las cosas van a cambiar y que vas a estar mejor. Que eres mejor. Que me respetarás más.
Que no me darás por sentado. Que me llamarás cuando digas que lo harás. Que vas a estar ahí cuando más te necesite.
No quiero aguantar más tu egoísmo. Quiero que mis necesidades te importen tanto como las tuyas. Quiero sentir que soy importante. Que importo. Que merezco ser escuchada. Que se me quiere.
No quiero ser la que lo aguanta todo en nombre del amor. Ya no soy así. Estoy quemada.
Quiero todo lo que te estoy dando. Nada menos, nada más.
No quiero seguir escuchándolo. Cuando se trata de mí, tus palabras han perdido todo el valor que tenían. Así que no más palabras.
Quiero sentirlo. Quiero verlo en acción. Quiero que cumplas tus promesas y sé el hombre que dices ser.
Por favor, dame una razón para quedarme.
Pon tus palabras vacías en acción. No quiero marcharme, pero si algo no cambia muy rápido, tendré que hacerlo.
Sabes que me importa. Esperé tanto tiempo para que algo cambiara. Pero, se siente como si nunca lo fuera a hacer. Demuéstrame que me equivoco. Dime que no me equivoco al amarte. Ámame como necesito ser amada.
Necesito una razón para quedarme, porque si no la tengo no tendré más remedio que marcharme.