Dicen que el amor lo puede todo, pero la vida me ha demostrado lo contrario demasiadas veces. El amor no puede vencer el sentimiento de traición que persiste cuando la persona amada te engaña.
El amor no puede lavar el amargo sabor del dolor que el desamor deja en tu mente.
Y el amor no puede restaurar la tierra firme bajo tus pies una vez que la pierdes. Sólo yo puedo hacerlo. Mi voluntad de vivir, mi determinación y las decisiones que tomo.
Pero, ¿por qué me haces sentir que todo es posible? ¿Por qué me haces sentir que el amor puede conquistarlo todo?
Dicen que es el destino y la fe lo que te une a tu otra mitad, pero yo nunca lo creí. No existe la fe ni la amor para toda la vida.
Los finales felices y las almas gemelas no existen. Al menos yo nunca llegué a verlo.
Todo lo que vi fueron manipulaciones y amor tóxico. Todo lo que llegué a sentir fue el dolor de nunca ser lo suficientemente bueno y el dolor de ver a mi ser querido salir por la puerta.
Así que decidí no verlo nunca más. Decidí construir muros tan malditamente altos que nunca volviera a sentir dolor.
Pero, ¿qué tienes tú de especial que hace que se derrumben? ¿Qué tienes de especial que me hace volver a creer en el amor?
Dicen que el amor llama a nuestra puerta cuando menos lo esperamos.
Dicen que ese tipo extraordinario de amor es el que hace que tu mundo se tambalee hasta la médula y te saca de tus casillas. Y maldita sea, esta vez tenían razón.
Esta vez creí lo que decían porque tú me demostraste que sí. Me demostraste que es verdad. Nunca quise volver a amar.
Nunca quise darle a alguien la oportunidad de destruirme como me destruyeron antes. Nunca quise dejar entrar a alguien, sólo para ver cómo ese alguien asaltaba mi corazón y se llevaba lo que le gustaba.
Pero te dejé entrar. Fuiste una elección que me alegró hacer. La única elección que me emocionó y me aterrorizó al mismo tiempo. Y por una vez, me sentí bien. Por una vez, el miedo se sintió increíble.
Dicen que el amor te da todo lo que nunca supiste que necesitabas y te muestra todo lo que nunca creíste que podría suceder. Y tú hiciste lo mismo por mí.
Me demostraste que alguien puede amarte sin romperte.
Me mostraste que alguien puede mimarme con lealtad y honestidad, cuando yo había renunciado a ello hace mucho tiempo. Me mostraste lo que se siente al ser amado y lo que se siente al saber que soy el único para ti.
Qué se siente al irse a la cama sabiendo que me despertaré a tu lado, sin preguntarme si me quieres.
Me mostraste que el amor no debe doler. Sí, es difícil. Hay que esforzarse mucho para que funcione. Pero estamos luchando e intentándolo juntos. Estamos amando y creyendo juntos.
Dicen que para el amor hacen falta dos y por fin sé lo que se siente. Por fin tengo el amor del que tanto hablan. No es el tipo de amor de las películas o del que se escribe en los libros. Pero tengo nuestro amor.
Nuestro tipo de compromiso y nuestro tipo de pasión. Tengo camisas que huelen a ti, camisas con las que duermo.
Tengo nuestras fotos y la felicidad enmarcada que pone una sonrisa en mi cara cada vez que los miro.
Tengo recuerdos y cada día creamos otros nuevos. Y por una vez, no tengo que recordar los tiempos en que lo teníamos todo, porque aún lo tenemos. Y siempre lo tendremos.
Me enseñaste lo que es salir de mi zona de confort y que merece la pena. Tú lo vales.
Siempre he corrido riesgos en mi carrera y en mi vida. Pero el amor nunca fue uno de ellos.
Esa fue la lección que aprendí por las malas y no tenía intención de repetirla. No tenía intención de volver a hacerlo.
Bajando la guardia, regalando mi confianza para verlo jugar. Regalar oportunidades a alguien que, para empezar, nunca me dio ni una.
Siempre fui yo quien no tuvo problemas en arriesgarlo todo por una aventura.
Pero tú fuiste una aventura que nunca vi venir. Una aventura que me desnudó y me dejó al descubierto para que todos vieran mis heridas y cicatrices.
Pero aún los amabas. Aún los besabas.
No creo en las almas gemelas ni en los felices para siempre. No creo en los cuentos de hadas ni en ese tipo de amor de película. Pero quiero creer en nosotros. Quiero creer en ti.
Quiero creer que podemos lograrlo. Quiero que seas la única opción que elija cada mañana al abrir los ojos.
Quiero que el latido de tu corazón sea lo último que oiga antes de dormirme. Y quiero que tus brazos alrededor de mi cintura sean los únicos que vuelva a sentir sobre mí.
Y quiero que tú también me elijas. Quiero ser todo lo que siempre quisiste y necesitaste. Así que esta es mi promesa para ti.
Puede que no crea en el amor y en las almas gemelas, pero creo en nosotros. Creo en ti. Y siempre lo haré.