Solía vivir en la ilusión de que soy el tipo de persona a la que es difícil querer. Pensaba que el problema estaba en mí o que quizá esperaba demasiado, solo para darme cuenta de que simplemente no te esfuerzas lo suficiente.
La mayoría de las mejores cosas de la vida son las más difíciles de conseguir y mantener. Que requiera esfuerzo no significa que sea difícil quererme. Significa que soy un reto y los hombres de verdad no temerán abordarlo.
Un hombre de verdad no tendrá miedo cuando le muestre mi verdadero yo. No tendrá miedo de mi mente compleja porque la ve como un acertijo que tiene que resolver para ganarme y experimentar la belleza de mi amor desinteresado.
Y un hombre de verdad no pondrá excusas cuando tenga que arremangarse y luchar por mí. Por el contrario, lo aceptará y lo verá como una oportunidad para aprender algo nuevo y mejorar.
Yo soy un reto y tú no te esfuerzas.
Hay una diferencia entre ser difícil de querer y ser un reto. Cuando eres difícil de querer, ningún esfuerzo puede cambiar las cosas porque el problema está dentro de ti.
Al contrario, ser un reto significa que sabes lo que vales y que quieres que ellos luchar por ello.
Sí, soy un reto porque sé lo que valgo y no te estás esforzando lo suficiente para conquistarme.
Exigir esfuerzo no significa que sea difícil quererme. Significa que hay que esforzarse para recoger lo que se siembra.
Y si crees que te pido demasiado, ni te molestes en quedarte, porque no tengo tiempo para vagos ni para excusas poco convincentes. El pasado me ha enseñado a apreciar mi tiempo y a tener cuidado con quién lo gasto.
No soy perfecta y tú no te esfuerzas lo suficiente por aceptarme como soy.
No, no soy perfecta y nunca lo seré, y eso no hace que sea difícil quererme. Soy perfectamente consciente de todos mis defectos y rarezas y forman parte de mi ser.
Me hacen ser quien soy y tienes todo el derecho a que no te gusten, pero no intentes cambiarme. Si no puedes aceptarme por lo que soy, no me mereces.
Todas mis imperfecciones serán perfecciones para el hombre adecuado y nunca me cambiaré por un romance casual sólo para apaciguarte. No soy difícil de amar.
Simplemente no me aprecias lo suficiente como para esforzarte en descubrir mi verdadero yo. Pero, si lo hicieras, te sorprenderías de lo que te has estado perdiendo.
Sé lo que quiero y no me lo estás dando.
Si te digo que me gustas, lo digo de verdad. Nunca diré una cosa y luego con hechos demostraré otra completamente distinta y espero de ti el mismo trato.
No tengo tiempo para juegos mentales, manipulaciones u otros juegos infantiles a los que quieras jugar. Sé lo que quiero y me aseguraré de decírtelo.
Y si no me lo das, no perderé el tiempo esperando a que cambies de opinión. Saber lo que quiero y no tolerar gilipolleces no me hace difícil de querer.
Me convierte en la creadora de mi propia felicidad y si no quieres formar parte de ella, no pongas excusas sobre que soy difícil de amar. Sé un hombre y admite que no me estás dando lo que te pido.
Ya me han hecho daño antes y no te esfuerzas lo suficiente para ganarte mi confianza.
Que me hayan hecho daño antes no significa que sea difícil quererme. Significa que soy cautelosa sobre a quién le daré mi corazón y mi confianza.
Si me das por sentado, no confiaré en ti. Si me mientes, no confiaré en ti. Si me engañas, nunca te perdonaré.
Me han herido antes y creo que merecen su respeto y ser tratada con igualdad. Si te esfuerzas lo suficiente para ganarte mi confianza, yo también me esforzaré lo suficiente para abrirte mi corazón. Y verás que, después de todo, no es tan difícil quererme.