Camina con una sonrisa radiante y se desenvuelve con elegancia y aplomo.
Siempre es la primera en controlar a todo el mundo y la que va a quedarse cuando se necesita comodidad.
Cuando la miras, no adivinarías que hay una sola preocupación en su mente. Irradia positividad y su energía es contagiosa.
Pero lo que no se ve es el dolor que esconde en su interior y que tan cuidadosamente enmascara con su abrumadora amabilidad y consideración hacia los demás.
No siempre ha sido así.
Antes era muy abierta al amor, y el cínico que lleva dentro ahora no existía entonces.
Las cosas solían ser muy diferentes para ella, pero la experiencia le ha enseñado lo contrario.
Le encantaba enamorarse.
Le encantaban esas primeras etapas del amor en las que siempre estaba alerta y las cosas eran excitantes y nuevas.
Le encantaba dejarse llevar y enamorarse cada día más.
Pero eso ha cambiado ahora.
Su franqueza y su disposición a dar más oportunidades de las que la gente merecía han hecho que su guardia suba por completo.
Ahora, no deja entrar a cualquiera.
Ahora, después de haber experimentado tanto dolor insoportable y desamor y de haberse levantado más veces de las que debería, es cuidadosa y exigente con quién deja entrar.
Ahora, cuando pase a tu lado... ya no verás esa sonrisa reluciente.
En cambio, hay una dosis de confianza en sí mismo, pero del tipo cauteloso.
Ella sigue siendo tan amable como se puede ser, y ella seguiría estar allí en un abrir y cerrar de ojos si la necesita.
La única diferencia es que ahora no permite el acceso a su corazón con tanta generosidad como entonces.
Ahora, te darás cuenta de que está haciendo todo lo posible por mantener la compostura, la felicidad y la seguridad en sí misma, pero lo único que quiere es que alguien venga y rompa esas barreras que rodean su corazón, una a una.
Quiere que alguien le demuestre por fin que no es como los demás.
Alguien que no le prometa la luna y las estrellas, que le haga bajar la guardia y ganarse su corazón, sólo para marcharse sin dejar rastro y dejarla rota de nuevo.
Déjame decirte... con cada desamor y cada nueva decepción, esta chica está perdiendo un poco de sí misma.
No puede evitar preguntarse qué hay en ella que hace que los hombres entren en su vida y luego se vayan justo cuando empieza a dejarse sentir.
Ves, ella no sabe que no es ella.
Se repite a sí misma que hay algo profundamente equivocado en ella. Si no fuera así, ¿no sería ya feliz?
¿No habría un hombre a su lado dándole la mano y besándole la mejilla?
El miedo que lleva dentro no cesa.
Cada vez que se arma de valor y da una oportunidad a otro hombre, éste parece ser exactamente la razón por la que ella se protege del amor en primer lugar.
Entonces, ¿cómo se supone que va a recuperar la fe en el amor y permitirse sentirlo inmensa y profundamente como lo sienten todos los que la rodean?
Tiene miedo y se siente sola.
Pero es demasiado asombrosa y demasiado generosa para pasar sus días en la soledad de su propia compañía.
Se merece mucho más de lo que se deja sentir.
Se merece ese tipo de amor envolvente que la hará sentirse viva con cada fibra de su ser.
Se merece encontrar a alguien tan desinteresado y amable como ella para demostrarle que no tiene por qué ser así.
Merece que le demuestren que está equivocada. Sólo que aún no lo ve.
Así que cuando te encuentres con una chica así, por favor, sé considerado con sus sentimientos. Sé amable con ella.
Muéstrale amabilidad, compasión y amor de la misma forma que lo hace con los demás.
¡Haz que vuelva a enamorarse del amor!
Porque si lo consigues, habrás recorrido la mitad del camino.
Sólo necesita un poco de constancia y esfuerzo en su vida, y una vez que lo experimente, no se sabe cuánto es capaz de dar.
Al fin y al cabo, es única.
Haz que vuelva a sentirse así, y poco a poco se entregará por completo y aprenderá a soltar ese miedo que la frena.
Será todo lo que siempre has esperado y más.
Demuéstrale que es digno de amory le prometo que no se arrepentirá.