A veces, las cosas malas que nos pasan nos cambian la vida para siempre y eso está bien porque aprendemos a vivirlas y a convertirlas en fortaleza.
Aun así, de vez en cuando es difícil sentirse cómodo haciendo las cosas como antes, sobre todo cuando se trata de relaciones estrechas, especialmente con tu pareja.
Puedes sentirte fuera de lugar e inseguro porque te quedan desencadenantes que no tenías antes del trauma.
Puedes sentir que te pones una máscara para sentirte protegido.
Podrías ser demasiado desconfiado o temeroso o carecer de confianza o incluso de motivación para hacer las cosas que hacías antes.
Estoy aquí para decirte que no pasa nada y que no debes preocuparte, y te explico por qué.
Te mereces a alguien que te entienda a ti y a tus sentimientos por completo.
Te mereces a alguien que te trate como si le importaras, que no te haga falsas promesas ni finja que se preocupa por ti y te envíe señales contradictorias.
No deberías sentirte como una carga.
Alguien que te quiere de verdad nunca te hará sentir que eres difícil de tratar.
Por el contrario, se mostrarán comprensivos y encontrarán tiempo para escuchar y esforzarse de verdad para que te sientas seguro y comprendido.
Una persona que te quiere de verdad te aceptará tal y como eres en ese momento.
El amor no debe ser restrictivo ni poner ultimátums.
No debería hacerte llorar. El amor debe hacerte sentir libre y feliz.
Si no te hace feliz, no es amor.
Es otra cosa que ya sabías y no quieres recordar.
Cuando estás con la persona adecuada, la vida se hace más fácil.
Sigue teniendo sus altibajos, pero nunca te hace sentir miserable.
Dejas de esconderte detrás de máscaras que tuviste que poner porque tenías miedo de que te volvieran a hacer daño.
Dejas de vivir como una víctima y empiezas a crear tu propia vida.
Todo es más fácil cuando tienes una persona con la que puedes ser tú mismo, total y absolutamente tú mismo.
Con toda tu tontería o ansiedad, tristeza o emoción, alegría o seriedad.
De hecho, una persona que realmente está hecha para ti puede ver a través de tus máscaras y tu dolor.
Saben reconocer cuándo estás fingiendo y cuándo eres tú mismo.
No subestimes la poderosa mirada del amor.
Te tratará con respeto en los buenos y en los malos momentos.
No hace falta que estéis de acuerdo en todo, pero tenéis que respetaros mutuamente y eso incluye los momentos en los que os cuesta desprenderos de ciertas cosas, como los miedos.
La persona que te destine sabrá cómo hacer que vuelvas a sentirte cómodo y feliz.
Se sentirá como en casa.
Siempre te pondrá en primer lugar y te protegerá.
Expresará sus sentimientos libremente y sin vacilar.
Sus intenciones contigo siempre serán claras y se asegurará de que sepas lo especial que eres, a pesar de tu lado difícil.
No te estresará su percepción de ti porque, en el fondo, sabes que te ve tal como eres.
Tu verdadera persona no tendrá miedo a los retos.
Reconocerá tu potencial y esperará a que te abras sin presionarte.
Es entonces cuando vas a saber que eres amado como mereces ser amado.
Cuando te amen como mereces, te desharás de tus máscaras y sanarás tus heridas.
Todo lo que una vez te hizo esconderte a ti mismo y a tus sentimientos se disolverá en la dicha del amor verdadero.
Aprenderás que el amor no consiste en hacer sacrificios constantes para mantener la paz o en llorar noches en vela porque no te ha llamado y fingir al día siguiente que no pasa nada.
El amor consiste en comprometerse a vivir la vida juntos y el uno para el otro.
El amor consiste en ser lo mejor que uno puede ser y que la persona a la que amas anhele tu felicidad.
El amor consiste en sentirse seguro en sus brazos y dormirse plácidamente, sabiendo que estás exactamente donde tienes que estar, tal y como eres.