¿Te has preguntado alguna vez por qué venimos a este mundo llorando? La mayoría de la gente dice que es porque la vida es difícil e intimidante.
Pero, ¿has pensado alguna vez que hay varios tipos de llanto? Llorar de rabia, llorar de alegría, llorar para aliviar el estrés...
Las lágrimas que salen de los ojos de un recién nacido la primera vez que se encuentra con el mundo son lágrimas de alegría y lágrimas de miedo a lo desconocido.
Somos felices y a la vez tenemos miedo del mundo, de la vida. Es porque la vida es deliciosa, hermosa y desafiante al mismo tiempo.
Querida, lo cierto es que la vida no es todo sol y rosas, margaritas y unicornios. A veces, es una lucha, una lucha difícil, agotadora y emocionalmente agotadora cuyo resultado sólo tú puedes determinar.
Sé siempre un luchador
En esta batalla constante y a menudo difícil y agotadora, debes demostrar que eres un guerrero bueno y fuerte.
Encontrarás muchos retos en tu camino. Ganarás muchos buenos amigos, pero también muchos enemigos.
Definitivamente no siempre serás feliz, pero acepta todos los retos que te depare la vida porque todas esas cosas te harán más fuerte.
Es hora de quitarse las gafas de color de rosa
No siempre puedes mirar las cosas de la vida con gafas de color de rosa. No trates de negar todas las cosas malas y negativas que ocurren en tu vida.
No te convierte en una persona optimista, y es profundamente malsano. Debes aceptar y abrazar todo lo que ocurre en tu vida, lo bueno y lo malo, ya que todo tiene un propósito.
La vida es imprevisible. Acostúmbrate
Nunca puedes saber lo que va a pasar porque la vida es demasiado impredecible. No pasa nada si te sacude algo inesperado.
La cuestión es que la vida está llena de sorpresas, y hay que acostumbrarse.
Acepta el hecho de que hay cosas en la vida en las que simplemente no puedes influir, así que no tiene sentido preocuparse por esas cosas.
Acepta todas las lecciones que te da la vida
Cada vez que atravieses un periodo difícil, intenta recordar que Dios te ha enviado esos malos momentos para enseñarte una lección.
Trate de encontrar un lección en todo lo que te ocurre y aprende algo de cada situación en la que te encuentres.
A veces las cosas malas pasan por una buena razón
Sé que esto es un poco confuso y difícil de entender. Pero todo sucede por una razón.
A veces, después de que ocurre algo malo, hay una muy buena razón para ello. Quizá sea la forma que tiene Dios de devolvernos al buen camino, o quizá sólo esté intentando hacernos más fuertes o cuestionar nuestra fe en Él.
Todo es parte de la vida, créeme.
Los malos momentos forman parte de la vida, igual que los buenos. La vida es en realidad el Yin y el Yang. No puedes tener los buenos momentos sin los malos.
Recuerda, Dios siempre está de tu lado
Aunque las situaciones malas y difíciles de la vida puedan a veces hacer tambalear tu fe en Él, debes saber siempre que Dios está contigo pase lo que pase.
Él te apoya. Te anima para que ganes en esa batalla interminable entre tú y los retos a los que te enfrentas.
Él tiene algunos planes hermosos para ti, pero primero, Él quiere averiguar si eres fuerte suficiente para ello.
Lo que no te mata te hace más fuerte
Este debería ser el lema de tu vida. Pasarás por muchas malas rachas en la vida, pero todo lo que no te lleve a una muerte prematura sólo te hará más duro y fuerte.
Pase lo que pase, nunca pienses en rendirte.
No eres un cobarde. Nunca pienses en rendirte antes de que termine la lucha. No importa cuántas veces la vida te tire al suelo, reúne fuerzas para levantarte y devolver el golpe.
Sí, la vida puede ser dura a veces, pero tú, cariño mío, tienes que ser más fuerte. Habrá momentos duros en la vida que no te harán feliz, pero siempre te harán más fuerte y, con el tiempo, aprenderás a encontrar la felicidad en tu fortaleza.