¡Eh, tú!
Sé que estás muy asustado ahora mismo.
De hecho, tiemblas y el miedo te consume hasta el punto de que te cuesta respirar.
Te da miedo tener que salir de tu zona de confort, tener que empezar de nuevo y vivir tu vida solo.
Después de todo, pasaste mucho tiempo junto a alguien, al lado de un hombre con el que podías contar, con alguien al otro lado de la cama.
Y ahora, de repente, todo ha desaparecido.
Has perdido a quien creías que era tu otra mitad, estabas convencido de que te llevaría de la mano en todos tus problemas y creías que te amaría para siempre.
No sólo has perdido a un novio o a un marido, también has perdido a tu mejor amigo, a tu familiar más cercano, a tu confidente, a tu consejero y a tu socio criminal.
Has perdido a la persona en la que podías confiar tu vida, tu roca, tu refugio seguro, tu ancla, el hombre que fue el viento de tus alas durante tanto tiempo.
Por lo tanto, es perfectamente normal que tengas miedo.
Es perfectamente natural que sientas que no sabes lo que haces y que tienes que aprender a vivir de nuevo.
No estoy aquí para decirte que eres débil por tener todas esas emociones.
No pienso decirte que tus preocupaciones y temores son tontos, ni estoy aquí para juzgarte por sentirte como te sientes.
En cambio, estoy aquí para apoyarte y decirte que puedes hacerlo (sí, ya sé que probablemente hayas oído esta frase vacía un millón de veces, pero realmente puedes).
Estoy aquí para asegurarte que lo superarás, que lo conseguirás.
Estoy aquí para decirte que no estás solo.
Numerosas mujeres han pasado por estas mismas dificultades.
Y adivina qué: cada uno de ellos sobrevivió.
Cada uno de ellos salió vencedor de esta situación, más fuerte y poderoso que nunca.
Cada una resurgió de sus cenizas y consiguió reconstruirse a sí misma.
Así pues, por todas esas mujeres que pueden servirnos de ejemplo.
Brindo por ti y por tu nuevo comienzo.
Brindo por convertirte por fin en la mujer que estás destinada a ser.
Por hacerte feliz y ponerte a ti primero.
Brindo por todas las sonrisas que sustituirán a esas lágrimas que ahora caen por tus mejillas.
Por todo el optimismo que sustituirá a los pensamientos negativos y por toda la felicidad que sustituirá a la tristeza.
Por el alivio que vendrá en lugar de la ira y el resentimiento y por la libertad que ocupará el lugar de tus cadenas.
Brindo porque te hayas librado de tu relación tóxica.
Por negarte a conformarte con menos y por darte cuenta por fin de lo mucho que te mereces.
Por tu increíble fuerza para dejarlo todo atrás y adentrarte en lo desconocido.
Por ser lo suficientemente inteligente y sabio para hacer lo que era correcto para ti, a pesar de los deseos de tu corazón.
Por tu valentía para dar un salto hacia tu futuro, sin mirar nunca atrás.
Por tu valentía al pasar una nueva página y quemar todo el libro que ya has escrito.
Por volver a empezar.
Por todas las nuevas amistades que te esperan.
Por todas las cosas que siempre quisiste hacer y probar pero nunca tuviste la oportunidad de hacerlo.
Por todos los amores que llegarán a tu vida cuando menos te lo esperes.
Y sobre todo, al hombre que será el adecuado.
Brindo por todos los errores y por todas las lecciones que aprendiste de ellos.
Todas las cicatrices que sirven como recordatorio de todo lo que has pasado.
Todo el dolor que te moldeó para convertirte en esta nueva y mejorada versión de ti mismo.
A no permitir que tu dolor te defina o te aplaste.
Por todas las batallas ganadas y todos los obstáculos superados.
Brindo por elegirte a ti mismo por encima de los demás y por quererte a ti mismo, sin esperar que nadie lo haga por ti.
¡Por la magia de ser tú!